Zapatero y Rajoy confrontarán dos modelos ideológicos contra la crisis
El presidente defenderá en el Debate sobre el estado de la Nación que España presenta ya «síntomas» de recuperación económica
| COLPISA. MADRID COLPISA. MADRIDActualizado:José Luis Rodríguez Zapatero se enfrenta hoy a su más peliagudo Debate sobre el estado de la Nación con artillería ideológica. El presidente del Gobierno pretende demostrar que sus recetas socialdemócratas han comenzado ya a rendir frutos, que España camina hacia un escenario «menos desfavorable» para la economía y que, por lo tanto, no hay razón para virar de rumbo.
Con las elecciones europeas a punto de celebrarse, Mariano Rajoy aprovechará la ocasión que le brinda la tribuna parlamentaria del Debate sobre el estado de la Nación para exhibir su programa económico y presentarse como la única alternativa viable al actual gobierno socialista, con un discurso constructivo en el que no ahorrará ofertas de diálogo.
Gobierno y oposición acuden al Congreso convencidos de que los ciudadanos esperan de ellos soluciones y no confrontación. El discurso de Rodríguez Zapatero no ahorrará, según fuentes gubernamentales, llamadas al entendimiento, especialmente, en cuestiones de Estado. Pedirá colaboración al PP en la preparación de la presidencia de turno de la Unión Europea, en la reforma de la administración de la Justicia e incluso en asuntos económicos, pero con un matiz: que afecten al modelo de crecimiento y se refieran al largo plazo.
En lo inmediato no hay lugar al entendimiento. No lo ha habido nunca porque, al margen de la actitud del PP, el PSOE siempre ha entendido que debía aprovechar el descalabro del sistema financiero y la subsiguiente recesión para denostar el liberalismo, hacerlo responsable del descalabro y defender que la solución está en los postulados de la izquierda. Ya se aprecian, insisten La Moncloa, «síntomas» de recuperación.
El argumento tendrá plasmación en el debate de hoy con una propuesta estrella para, según adelantó la secretaria de Organización de su partido, Leire Pajín, «reforzar mecanismos de protección social».
El Gobierno lleva tiempo trabajando en una iniciativa dirigida a los desempleados que no reciben prestación social, alrededor de 1,5 millones. Las competencias corresponden a las comunidades autónomas, pero éstas reclamaron hace tiempo recursos para poder afrontar la situación; algo similar a lo que ocurre con la dependencia.
A pesar de que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, advirtió de que el margen de gasto público era escaso y limitó a propuestas muy «medidas y concretas» la capacidad económica del Estado, Zapatero siempre ha aprovechado esta cita para dar un golpe de efecto. Lo hizo en 2007, en víspera de las generales, con el cheque-bebé, y a un mes de unos comicios que le resultan desfavorables, el PSOE ya ha anunciado que habrá sorpresas.
El PP cuenta con ello. Cree que el presidente del Gobierno adelantó el Debate sobre el estado de Nación para convertirlo en un acto político como arranque de su campaña electoral. «Se le dan mejor los mítines que gobernar», apuntó ayer la vicesecretaria de Organización, Ana Mato, convencida de que José Luis Rodríguez Zapatero utilizará todos los recursos para cautivar a la audiencia de la sesión plenaria.
Plan alternativo
La estrategia de los populares irá en la misma dirección con la pretensión de convencer a los ciudadanos de que sus problemas económicos tienen solución, que la salida a la crisis es posible y que hay un plan alternativo que puede funcionar. Lejos de centrarse en el ataque directo a Rodríguez Zapatero, como suele hacer en todas sus confrontaciones parlamentarias, el líder de la oposición apostará por la presentación de iniciativas y hará «un discurso constructivo», según informan fuentes del equipo con el que ha preparado el pleno de hoy.
Los asesores del presidente del PP creen que el último CIS es indicativo de un estado de opinión poco proclive a los políticos y sus enfrentamientos dialécticos. La creciente desconfianza que despiertan tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición es síntoma -afirman los populares- de que la ciudadanía busca soluciones y quiere que sus dirigentes se pongan de acuerdo. Por eso, Rajoy tiene previsto formular varias ofertas de diálogo al jefe del Ejecutivo para mostrar su disposición a pactar salidas a una complicada situación.
Sin embargo, el PP sabe que el acuerdo es ahora imposible por la proximidad de las elecciones y cuando Rodríguez Zapatero necesita a los partidos de la izquierda para ganar votaciones en el Parlamento. El Grupo Popular buscará socios entre los nacionalistas vascos y catalanes para lograr que se aprueben algunas de sus propuestas de resolución que serán una aplicación del conocido 'Plan Anticrisis' que defiende Rajoy.
A falta de cerrar los detalles, el modelo del partido opositor pasa por medidas de austeridad, una rebaja de impuestos, apoyo a los autónomos y las pequeñas y medianas empresas, ayudas directas a la compra de automóviles, un nuevo modelo educativo, cambios en el tratamiento de la inmigración y la polémica reforma laboral, eso sí, siempre a través del diálogo social.
José Luis Rodríguez Zapatero no debe esperar una palabra amiga o un gesto de complicidad cuando los portavoces de los grupos minoritarios del Congreso suban hoy y mañana a la tribuna del Congreso en el Debate sobre el estado de la Nación. Tanto los grupos de izquierda como los nacionalistas descalificarán el trabajo del Gobierno y criticarán su incapacidad ante la crisis. Algunos ofrecerán sus escaños para sacar al Gobierno de la actual soledad parlamentaria, pero pondrán duras y concretas condiciones si aspira a contar con su apoyo.
El presidente del Gobierno sufrirá además el fuego ideológico cruzado. Si acepta las condiciones y propuestas económicas que la izquierda parlamentaria le exige para inaugurar una etapa de colaboración más o menos estable, tendrá que rechazar las reclamaciones liberales de CiU y ahondar aún más en su distancia con el PNV.
El coordinador nacional de IU, Cayo Lara, fue ayer claro y advirtió a Rodríguez Zapatero de que «queremos hechos y políticas concretas de izquierda; si el presidente gira a la izquierda nos encontrará a su lado, pero si sigue igual nos tendrá enfrente».
ERC defenderá que no le merece confianza alguna y que si quiere cambiar la situación deberá desagraviar a Cataluña con una buena financiación, un calendario preciso y cerrado para el traspaso de competencias, incluido el aeropuerto de El Prat, y una mayor inversión para dependencia.
CiU avisará a Rodríguez Zapatero de que si decide plantear en el Congreso una cuestión de confianza no contará con su apoyo; será aún más exigente que ERC en los compromisos con Cataluña, y, además, pedirá un gran pacto en política económica con rebajas fiscales, ayudas directas e inmediatas de más de 1.000 euros para la compra de vehículos y una mayor flexibilidad en las contrataciones y despidos, entre otras reformas.
De Josu Erkoreka, del PNV, el presidente debe esperar una de las intervenciones más duras del día: le dirá que ha sido un incompetente en la gestión de la crisis y que es «el único responsable de su soledad parlamentaria».