Abstraer lo abstracto
| CÁDIZActualizado:Libremente basada en la fábula La Cigarra y la Hormiga, la compañía Marqueliñe trae a escena un montaje que a través de ritmos variados y sencillísimas coreografías, no consigue encandilar especialmente al exigente público infantil. Logra solamente fugaces y muy escasas escenas de interés de las que se hace difícil comprender la intención con que se ha decidido crear este espectáculo.
Sin estilo ni carácter propio, lo que la compañía vasca nos propone es un conjunto de escenas que por momentos no parecen tener ni siquiera hilván alguno. Es curioso que pese a lo más elemental de la historia: animales, estaciones del año, sueños etc. en el montaje no hay colorido alguno. Todo en escena es casi oscuro: desde el vestuario hasta la iluminación, todo carece de vida. Las actuaciones no son especialmente llamativas aunque hay que reconocerles a los tres intérpretes su entrenamiento corporal.
Otro detalle que planea sobre el poco interesante montaje, es que parece estar diseñado para otro tipo de espacio y no propiamente para un coliseo como el Gran Teatro Falla. Los detalles, los objetos, los movimientos y la gestualidad en general, se quedan siempre pequeñas y se pierden o parecen no llegar a proyectarse con precisión en el escenario. La compañía se arriesga además a trabajar su propuesta sin palabras, lo que, en vez de ser interesante para el espectador, se convierte en algo más que se suma a lo abstracto y gris del conjunto.
Mucho me temo que la gran mayoría de peques no habrán registrado ninguna imagen poderosa en sus memorias, lo que tratándose de teatro infantil, no es muy buena señal.