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Edwards acompañado con su esposa Elizabeth cuando aspiraba a la presidencia. / AFP
MUNDO

Resistir la infidelidad

La mujer de Edwards trata de cerrar las heridas de la aventura amorosa del ex candidato demócrata a la Casa Blanca

JUAN P. NÓBREGA
| NUEVA YORKActualizado:

Las historias de faldas siempre se han pagado caras en la alta política norteamericana, con presidentes como Bill Clinton a punto de perder el cargo por su tumultuoso affair con Monica Lewinsky, candidatos con un pie en la Casa Blanca como Gary Hart que en 1987 se vio forzado a abandonar la política por sus devaneos con la modelo Donna Rice o hasta el senador Edward Kennedy, marcado para siempre tras el accidente de tráfico que costó la vida a su joven amante Mary Jo Kopechne una noche de verano en 1969.

La última versión de un cóctel donde política y vida privada han colisionado de forma estruendosa la ha protagonizado el dos veces candidato a la presidencia y gran esperanza demócrata -antes de la irrupción del fenómeno Obama- John Edwards. La relación extramatrimonial del político de Carolina del Norte con una mujer a quien conoció en Nueva York en 2006, justo cuando se preparaba para la larga lucha de las últimas presidenciales, tiene ingredientes sórdidos, pero también altas dosis de autenticidad y muestras de «capacidad de aguante», por usar una expresión de Elizabeth Edwards, que hace que esta historia esté siendo digerida con más naturalidad por la sociedad norteamericana que en casos similares.

En una aparición en el popular show televisivo de Oprah Winfrey con motivo de la publicación de su libro de memorias Resistir, Elizabeth no ocultó que la aventura amorosa de su marido fue un durísimo golpe para ella. «Después de llorar y gritar, fui al baño y vomité», comentó al recordar el momento en el que su esposo le reveló su relación en 2006.

Esa confesión privada en la que, según Elizabeth, su marido «le contó todo» sirvió para mantener unida a la pareja en unos momentos muy complicados, no sólo porque el senador de Carolina del Norte pretendía seguir luchando por la Casa Blanca sino por la delicada salud de la mujer, enferma de cáncer. Pero cuando las evidencias en los medios se amontonaban, John Edwards dejó de negar la mayor y optó por admitir públicamente su 'affair' con una mujer de 42 años en una entrevista en la cadena ABC. Pero sus problemas no se acababan ahí. Además de la chica, a Edwards se le atribuye la paternidad de un bebé de Rielle Hunter y de haber enviado cheques a la mujer a cuenta de los fondos de su campaña con la intención de mantenerla callada. Los periodistas le preguntaron sobre todo esto y el político, y experto abogado, no solo lo negó todo sino que se ofreció para que le hicieran la prueba de paternidad.

Dosis de ironía

Una postura que mantiene hasta la fecha y que ha sido corroborada por su esposa en sus memorias. Sin embargo, en su reciente entrevista con Winfrey, Elizabeth deja espacio para la duda al afirmar que no cree que el hijo de Hunter sea de su marido. «He visto fotografías del bebé y no se parece en nada a mis hijos», dijo no sin cierta ironía. «Esta es la parte de la historia en la que uno tiene que concentrarse en su vida. Cualquiera que sean los hechos, no van a cambiar mi vida». La esposa del ex candidato a la Casa Blanca culpa de lo ocurrido tanto a la mujer como a su esposo, pero reconoce que lo que más le importa en estos momentos es continuar con su matrimonio de más de 30 años y mirar por el bienestar de sus cuatro hijos.

La larga batalla contra el cáncer que libra Elizabeth, unida a su fortaleza para no arrojar la toalla en los peores momentos de su matrimonio, no servirá probablemente para rehabilitar la imagen de John Edwards en la arena política, pero su sobriedad en todo el asunto de la infidelidad de su marido ha ayudado a mantener a los medios estadounidenses a una prudente distancia