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Grandes esperanzas, a pesar de todo
Actualizado: GuardarNi media hora llevaba abierto El Baluarte y una multitud de lectores y curiosos ya había tomado hasta el último rincón de las casamatas, reconvertidas en singulares librerías. Dicen los libreros que ellos viven en una crisis permanente, y que además los compradores de libros suelen ser impulsivos, ya que responden a una demanda incontenible, a un impulso primario. A pesar de todo, el gremio guarda grandes esperanzas de que la Feria del libro no se resienta del ajuste presupuestario al que, también los ávidos lectores, están sometidos.