El Madrid brinda la Liga al Barça
Los 'chés' se consolidan en zona 'Champions' casi sin despeinarse y el Barça cantará el alirón si vence este domingo al Villarreal (3-0)
Actualizado:Ni camiseta, ni escudo, ni orgullo, ni más tópicos que valgan.
Sólo era una pose, mero bla, bla, bla... El Madrid dio por finiquitada la temporada después de que el Barça le pusiera en su sitio y en Valencia se presentó sin alma, con la cabeza gacha, convencido de que el milagro ya era imposible, a merced de un adversario que se jugaba la 'Champions'. Con esas premisas, los de Juande fueron barridos del campo por el perseverante conjunto de Unai Emery, quien se permitió el lujo de pensar durante buena parte de la segunda parte en el fundamental choque del próximo domingo ante el Atlético.
Si algún 'colchonero' pensaba en un favor del eterno rival, debió quedarse con un palmo de narices. Cuando uno ha hecho un esfuerzo enorme en una persecución baldía, presenta números de campeón pero da la Liga por perdida -el Barça cantará el alirón si este domingo vence al Villarreal en el Camp Nou- ya no puede levantarse. Y más si enfrente aparecen figuras como Silva, Villa y Mata, quienes bien pueden estar en la agenda de Florentino Pérez, esa especie de Mesías del madridismo.
Espejismo
El arranque fue un espejismo. Por momentos, el Madrid pareció dispuesto a morir con grandeza, a dar un inesperado zarpazo en Mestalla que complicara todavía más la cuarta plaza de 'Champions' y obligase al Barça a emplearse a fondo ante el Villarreal. Una internada de Raúl y otra de Higuaín por la izquierda acabaron sin rematador pero generaron incertidumbre. También una galopada de Robben, cuyo centro lo remató con la derecha Marcelo. Es decir, mal. Pero ahí se acabó el equipo de Juande, que se echó para atrás, regaló por completo la iniciativa al Valencia y comenzó a sestear, a fiarlo todo a Casillas, quien sacó una mano increíble para desviar un cabezazo de Baraja que votó cerca de la raya.
Sólo hubo un equipo en Mestalla. La fuerza, las ganas, el ímpetu y el fútbol, fueron monopolio del Valencia . Les cuesta a los de Emery profundizar si los adversarios se les encierran. Se sienten mucho más felices cuando les dejan contragolpear. Pero si el rival le ofrece tantas facilidades, si no les presiona y simplemente se deja llevar, seguro te machacan. Desmotivado y sin dos baluartes como Lass y Pepe, el Madrid es un coladero. Aún más si Cannavaro ya piensa sólo en la Juventus.
Marchena y Baraja sufren para construir casi tanto como Gago y Javi García pero todo cambia si Mata, Silva y Villa se conectan. Ellos marcan la diferencia y por eso Mestalla se asustó cuando, con 0-0, el canario se echó mano a la ingle, miró al banquillo y pareció pedir el campo. Esperó hasta la segunda parte, el tiempo suficiente para resolver el partido. Al primer toque, entre los tres fabricaron al primer toque el gol que abrió la senda del triunfo. Un gol precioso del ex de la cantera blanca que tranquilizó los ánimos y dejó al Madrid todavía más cariacontecido.
Apenas tres minutos después Silva se aprovechó del desbarajuste visitante para internarse sin oposición y sorprender a Casillas con un tiro raso.
Sin presión final
Lo vio tan sencillo el Valencia en la reanudación que también se relajó y pasó a jugar a medio gas, sobre todo cuando Silva dijo basta. Sin el de Arguineguín, los 'chés' carecen de fútbol entre líneas. Asomó ligeramente el Madrid, ya con Van der Vaart en lugar de Javi García, pero sin convicción. Curioso lo de Rafael, que vino como un artista pero seguramente se irá sin haber exhibido nada, salvo a su compañera, la exuberante Sylvie Meis. El incombustible Baraja firmó el tercero con una volea extraordinaria con la zurda y a partir de ahí se escenificó un pacto de agresión no escrito. El Madrid no daría guerra pero tampoco sufriría otra humillación como la del Barça.
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