Declara por el accidente que dejó heridas a Esther Arroyo y Ana Torroja
Actualizado:El 10 de octubre del año pasado, una furgoneta conducida por un joven que acaba de cumplir 30 años, Óscar Jiménez Pérez, colisionó contra un monovolumen en el kilómetro 44 de la N-340. El siniestro se saldó con la muerte de una persona y dejó a otras seis heridas, entre ellas el propio Óscar. Hubiera sido un siniestro mortal más en una carretera salpicada de puntos negros, si entre los afectados no hubieran estado una famosa cantante, Ana Torroja, y su amiga, la también conocida Esther Arroyo. Pese al tiempo transcurrido, las diligencias que se abrieron a raíz de la muerte de uno de los ocupantes del monovolumen han dado una vuelta de tuerca más: el conductor de la furgoneta ha declarado como imputado por un delito de homicidio imprudente.
El joven acudió al juzgado de Instrucción nº3 de Cádiz, que por exhorto del órgano competente –el nº 1 de Barbate– se encargaría de tomarle manifestación a Óscar Jiménez. La comparecencia había sido solicitada por el fiscal, ya que no hay acusación particular personada en el procedimiento.
En su día, el atestado que redactó la Guardia Civil indicaba que una de las posibles causas del siniestro habría sido que la velocidad de la furgoneta no se ajustaba a las inclemencias meteorológicas, aunque no indicaba expresamente que hubiera exceso de velocidad.
La defensa del joven conductor, trabajador de una empresa de electricidad, mostró cómo ese día soplaban en esa zona de la N-340 rachas de hasta 98 kilómetros por hora, muy cerca del límite histórico que marca uno de los medidores que hay en la zona (114 kilómetros por hora). El imputado testificó que su vehículo no podía circular a más de 80 km/h y que instantes antes del impacto viajaba a una velocidad entre 50 y 60 km/h. El accidente se produjo a la salida de una curva, Óscar Jiménez aseguró que una racha golpeó el lateral derecho de su vehículo, perdió el control de la furgoneta y se salió del carril. Será el juez quien decida si archiva las actuaciones o continúa con la causa.
«Si hubiera ido borracho o haciendo locuras apechugaría, pero no fue así»
Aún no puede deshacerse de la silla de ruedas, aunque el próximo domingo se cumplan ya siete meses del accidente. Con lesiones severas en las piernas, un brazo y la médula, la vida de Óscar cambió para siempre en la N-340. Creyó que al salir vivo del siniestro, la pesadilla había terminado, pero una citación judicial para que compareciera en los juzgados de Cádiz en calidad de imputado en un delito de homicidio imprudente, le quitó la respiración una vez más: «Me entró mucho miedo, porque si voy a tener difícil conseguir un trabajo con una minusvalía, ¿quién me va a querer contratar encima con antecedentes?»
Es el temor de aquel que no se considera culpable de un accidente: «si hubiera ido borracho o haciendo locuras al volante apechugaría, pero no fue así». Al lado de Óscar está su esposa, quien ha dejado su trabajo para cuidar a su marido. «Es muy duro verte con 30 años y que te tengan que ayudar a hacer todo». Al igual que hiciera ante el juez, este gaditano achaca el mortal accidente al fuerte viento que soplaba ese 10 de octubre, cuando estaba cerca de Vejer. «Recuerdo cómo perdí el control de la furgoneta por culpa de una racha que me golpeó en un lateral». Ahora tiene que esquivar otros golpes: una minusvalía reconocida de sólo el 50% y el futuro incierto hasta que el juez se pronuncie. En estos duros momentos ha contado con un apoyo especial, que en otras circunstancias habrían sido su oponente en una batalla legal: «Hace poco que me ha llamado el marido de Esther Arroyo. Se han portado muy bien con nosotros, preocupándose en todo momento. Estamos muy agradecidos».
stubio@lavozdigital.es