de vergüenza
Actualizado: GuardarNo se me ocurre otro calificativo. Me he quedado un rato pensando delante de la página en blanco pero es que, desde ayer, no se me viene a la cabeza nada más que el adjetivo «vergonzoso». Siento vergüenza de la familia y de los amigos de unos asesinos y, en cierto modo, de la Justicia que supuestamente nos protege y nos ampara. Puede que sean una palabras duras pero es que no logro calificar de otra manera todo el circo que han montado una panda de niñatos. Se están riendo de una familia rota por el dolor de la pérdida de una hija, de un cuerpo de Policía que por mucho trabajo que ponen en marcha están quedando a la altura del betún. No es por ellos, porque es dingo de admiración la labor que están desempeñando, desde recorrer cada centímetro del Guadalquivir hasta revolver en la basura en la búsqueda de alguna pista o algún indicio. Pero lo que no es de recibo es que unos «cualquiera» tengan en jaque a las autoridades y les estén toreando sin conseguir una pista fiable.
¿Tan difícil cuesta conseguir una declaración? No apoyo el maltrato pero en estos casos recuerdo a un profesor que siempre decía, por esos entonces, que «más vale una colorá que ciento amarilla». No creo que tengan derecho a las comodidades de las que disfrutan ahora. Que una chica haya tenido el valor, por llamarlo de alguna manera, de salir en televisión asegurando que no sabía nada y que ahora esté de lleno en el ajo. ¿Es que no tienen conciencia ni alma? ¿Cómo pueden dormir por las noches sabiendo todo lo que saben y que ninguno suelte prenda? No comprendo cómo un ser humano puede crear el dolor que está creando y no sentirse culpable y querer enmendarlo. Quizá la cuestión sea ésa que estamos ante un animal que carece de sentimientos y de alma y que parece disfrutar de todo el sufrimiento de una familia y una sociedad que sigue rezando por encontrar a Marta.