Medvédev cumple un año en el poder sin lograr ninguno de sus objetivos declarados
El país está en recesión, el paro no deja de aumentar y las reservas de oro y divisas se derriten como la mantequilla en la sartén
MOSCÚ Actualizado: GuardarMañana se cumple un año desde que tomó posesión de su cargo el actual presidente ruso, Dmitri Medvédev (43 años). En su discurso de investidura prometió desarrollar “las libertades civiles y económicas”, conseguir “un Estado más justo y diligente con la ciudadanía” y superar “la actual situación de nihilismo jurídico para que las leyes se cumplan al pie de la letra”.
Admitió que “los derechos y libertades son el valor supremo que definen la esencia de la actividad del Estado”. Se comprometió además a “elevar la calidad de vida de la población y conseguir que cada vez sean más los que formen parte de la clase media”. “Debemos aprovechar la oportunidad que se nos presenta de convertir Rusia en uno de los mejores países del mundo en modernización e innovación científica”, declaró entonces. Acabar con la corrupción era otra de las metas que se había puesto.
Pero, a fecha de hoy, Medvédev no ha logrado ninguno de los objetivos planteados. Es verdad que el año pasado Rusia crecía a una media del 7% anual, las arcas del Estado estaban a rebosar y el gas y el petróleo que vendía en el mercado internacional estaban más caros que nunca.
La situación económica es ahora diferente. El país está en recesión, el paro no deja de aumentar y las reservas de oro y divisas se derriten como la mantequilla en la sartén. En tal coyuntura, los expertos consideran que lo prioritario ahora para el jefe del Kremlin es remontar el temporal de la crisis y evitar convulsiones. Los proyectos democratizadores quedan así relegados, pero, inexplicablemente, parece que también se aplaza la lucha contra la omnipresente corrupción.
Siguiendo la línea de Putin
De esta manera, apenas hay diferencias entre la gestión de Medvédev y la de su mentor y actual primer ministro, Vladímir Putin. Hay quien opina que la crisis económica retardará la emancipación del actual presidente. Otros, sin embargo, como el ex consejero presidencial, Gueorgui Satárov, piensan lo contrario: “hará que afloren las discrepancias entre Putin y Medvédev”.
Por ahora, las diferencias son sólo de estilo. Medvédev ha concedido una entrevista a la revista “Nóvaya Gazeta”, publicación muy crítica con el poder y en donde trabajó la reportera asesinada, Anna Politkóvskaya. Se ha reunido con representantes de ONGs defensoras de los derechos humanos, algo que Putin nunca hizo.
El primer mandatario ruso ha permitido incluso que un opositor recalcitrante como Borís Nemtsov pudiese presentar su candidatura a las municipales de Sochi. Tiene a gala ser más “comunicable” que su predecesor. Medvédev tiene su propio blog en la página web del Kremlin y responde a algunas de las preguntas de los internautas.
Pero, a cambio, en política exterior es más incisivo que Putin. Al menos en apariencia. En agosto del año pasado, cuando llevaba sólo tres meses al frente del país, Medvédev ordenó a su Ejército invadir Georgia. Reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, medida que complica seriamente cualquier intento de arreglo del conflicto. Nada más ser elegido presidente Barack Obama en EEUU, Medvédev le dio la bienvenida amenazándole con sus misiles. Ahora, arremete contra la OTAN con toda virulencia por realizar maniobras en Georgia.
Medvédev modificó la Constitución el año pasado y aumentó el mandato presidencial de cuatro a seis años. De ahí que algunos le consideren un presidente “transitorio” con la única misión de preparar el terreno para que Putin vuelva al Kremlin en 2012.