Ibarretxe dice adiós a la política tras deslegitimar el pacto PSE-PP
«Aquí empecé a hacerla y aquí voy a dejarla», anunció en un golpe de efecto en su última intervención
| COLPISA. VITORIA Actualizado: GuardarFiel a su estilo hasta el final, Juan José Ibarretxe se sacó de la manga la carta que guardaba oculta desde las pasadas elecciones del 1 de marzo, la de su propia despedida, en el Pleno en el que teóricamente defendía su candidatura a lehendakari. La cuadratura del círculo para el adiós del ya ex jefe del Ejecutivo de Vitoria, que, en una de esas clásicas paradojas vascas, escenificó su retirada de la primera línea política poco menos de una hora antes de que el Parlamento votase, sobre el papel, su programa de Gobierno. Juan José Ibarretxe anunció en su última intervención del pleno de investidura su abandono de la política. «Aquí empecé a hacer política y aquí voy a dejar de hacer política», comunicó a los 75 diputados del Parlamento vasco. Sólo aplaudieron la decisión los suyos, los parlamentarios nacionalistas; los del PSE y PP no movieron un músculo en sus escaños.
El lehendakari en funciones dejó el anuncio para el último momento de sus réplicas a los portavoces de los grupos parlamentarios. El runrún, sin embargo, había corrido todo el día por los pasillos de la Cámara de Vitoria. En su discurso inicial durante el Pleno de investidura no hizo la menor mención a su retirada, un silencio que llevó al portavoz socialista, José Antonio Pastor, a emplazar al dirigente nacionalista a que aclarara su futuro político.
Pero lo tenía medido y volvió a demostrar su afición a las sorpresas. Ibarretxe hizo lo mismo con el plan que lleva su nombre y con la Ley de Consultas. Nadie, o casi nadie, estaba al tanto de lo que se traía entre manos antes de que lo hiciera público en el salón de plenos del Parlamento de Vitoria. «Cada cosa tiene su momento», ha repetido cada vez que le ha preguntado en las últimas semanas sobre qué iba hacer una vez que se consumara el relevo por parte de Patxi López. El misterio era tal que el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ignoraba hace una semana qué iba a hacer el todavía lehendakari.
A pesar de tener a gala ser un hombre frío, no pudo evitar emocionarse al anunciar la retirada a no se sabe dónde ni a hacer qué. «Mis últimas palabras son para despedirme. Voy a iniciar una nueva etapa en mi vida». Así, sin más detalles. Indicó que no va a ser un mal trago dar este paso. «No va a ser difícil, no me he olvidado que a los lehendakaris nos da el mismo sol y la misma lluvia que al resto de hombres y mujeres de este país».
«Falsa mayoría»
En su despedida como lehendakari ante el Parlamento vasco, Juan José Ibarretxe reivindicó el legado de su Gobierno, presentó su propuesta política para una nueva legislatura y negó legitimidad al socialista Patxi López para tomar su relevo. «La legitimidad social del resultado de las urnas avala mi candidatura», dijo, y se declaró el representante de «la mayoría democrática» en Euskadi.
Quien confiara en una despedida en tono institucional del último jefe del Ejecutivo vasco se equivocó de plano. Ni una palabra amable para quien va a ser sucesor. Todo lo contrario. Criticó de modo descarnado la forma en que ha sido desalojado del poder, auguró calamidades de todo tipo para Euskadi bajo el mandato de Patxi López y pintó un futuro negro para el nuevo Gobierno por su dependencia de Madrid.
El todavía lehendakari defendió durante una hora la obra realizada en la última legislatura. Fue un proyecto «para construir y avanzar», además de «profundizar en la defensa de nuestra identidad nacional» y recorrer «juntos el camino de la paz». Todo esto, dijo, «ha sido avalado por la sociedad vasca» en las urnas el pasado 1 de marzo con casi 400.000 votos y 30 escaños, un resultado que mantuvo al PNV como primera fuerza política vasca.
Frente a esta realidad, continuó, socialistas y populares han urdido «una falsa mayoría absoluta» con sus 25 + 13 escaños que «en ningún caso refleja la mayoría sociológica y política» de Euskadi, que es nacionalista. Ibarretxe afirmó que el PSE y el PP han formado «un frente común» con el único fin de «repartirse el poder» en la «única» comunidad autónoma que «se había resistido a ser absorbida en el marco constitucional».
Sin levantar el pie del acelerador, negó que esos dos partidos hayan suscrito un acuerdo de gobierno, sino que han rubricado el documento constituyente de «una cruzada para destruir» que tiene como objetivo «anular nuestras señas de identidad como pueblo» y «acabar con la singularidad del autogobierno vasco». El ganador con ese pacto, añadió, es el PP, ya que el documento firmado refleja «con claridad el triunfo de las tesis más reaccionarias del giro españolista» y acabará por convertir a Euskadi «en una autonomía de régimen común más en España».
La alianza no tiene ningún futuro, según Ibarretxe, porque «más allá de una noche de bodas», según el símil que acuñó el líder de los populares vascos para referirse a su pacto con el PSE, «al día siguiente se pondrán de manifiesto los problemas diarios de una pareja de conveniencia». Esto será así, de acuerdo a su análisis, porque «la política española va a marcar el devenir de la política vasca en el inmediato futuro». En resumen, la alternativa «PPSOE» se va a plasmar, según Ibarretxe, en un Gobierno «inestable, débil y frentista».