
La terquedad por bandera
Ibarretxe intentó la secesión de Euskadi en dos ocasiones
| COLPISA. VITORIA Actualizado: GuardarJuan José Ibarretxe intentó aplicar el programa máximo del PNV: alcanzar la independencia de Euskadi por vías legales y no violentas. Primero quiso convertir al País Vasco en un territorio asociado a España mediante el 'plan Ibarretxe'. Fracasada la iniciativa por el rechazo del Congreso en 2005, planteó la ley de Consultas para que los vascos decidieran qué tipo de relación querían tener con España. Esta vez fue el Tribunal Constitucional el que hace siete meses se llevó por delante la propuesta.
Nada hacía pensar en 1999 que iba a ser el encargado de protagonizar semejantes operaciones. Nadie había intentado en la historia reciente plantear dos veces la secesión por las bravas, aunque envuelta en mecanismos parlamentarios plagados de eufemismos jurídico-políticos.
Quienes conocen al Ibarretxe de antes de mandar hablan de un hombre gris e introvertido. Manuel Chaves fue su profesor en la universidad bilbaína de Sarriko y dice no acordarse de él. Es «muy suyo», sintetiza Xabier Arzalluz.
Pasivo en tiempos del franquismo -sólo se afilió al PNV en 1979-, forofo del ciclismo y casado con la novia de toda la vida, demostró con 26 años sus dotes de mando y organización en unas inundaciones dantescas en su pueblo, Llodio, del que era alcalde. Aptitudes que corroboraría después desde varios cargos, incluido el de 'vicelehendakari' entre 1995 y 1998. Daba el perfil de un gestor técnico, honrado a prueba de bomba, trabajador incansable y duro negociador. Pero de líder político por aquellos años, nada de nada.
Sólo una vez convertido en lehendakari, en 1999, destapó el tarro de las esencias y dio muestras de lo que se avecinaba. Abrazó con entusiasmo el pacto de Lizarra y no hizo ascos a acuerdos con Euskal Herritarrok, la marca parlamentaria de Batasuna. Tras la campaña electoral de 2001, el PNV adquirió una deuda de por vida con Ibarretxe. Ganó aquellos comicios por escasos 25.000 votos al 'frente constitucionalista' de Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros cuando muchos en su partido no daban un duro.
Aunque sea el político peor valorado por los españoles, es el mejor para los vascos, Y para el PNV, Ibarretxe es dios. Pero la fidelidad del nacionalismo se ha resquebrajado; la desaparición de Batasuna le dejó sin una muleta preciosa; la solidez de sus socios se desmoronó, y la pelea con los no nacionalistas agotó a una sociedad ansiosa de acuerdos.
¿Qué va a hacer ahora Ibarretxe? ¿Se irá a casa? Puede que lo anuncie hoy.