Patxi López se prepara para pilotar el histórico cambio en el País VascoEl sexto 'lehendakari'
El líder socialista, que mañana logrará la investidura, se enfrentará a una oposición sin cuartel del PNV y a las dificultades del pacto con el PP
| COLPISA. MADRID COLPISA. MADRIDActualizado:Si no hay sorpresas, el casillero de votación del Parlamento vasco reflejará mañana que Patxi López ha logrado la investidura con 39 votos, 25 de diputados socialistas, 13 del PP y uno de UPyD. No será un cambio más, será el primer 'lehendakari' no nacionalista en 29 años de democracia y en 73 años desde que se creó la institución. Tendrá la mayoría absoluta, pero no tendrá fácil gobernar; la oposición nacionalista se presume a cara de perro y la solidez de la alianza con los populares se presenta problemática.
El secretario general del PSE logró desbancar a los nacionalistas del Gobierno de Ajuria Enea a la tercera; antes lo intentó en 2001 y 2005. Un éxito que, aunque se ha repetido hasta la saciedad, es histórico. Patxi López, sin embargo, no va a poder paladear mucho tiempo las mieles del triunfo y tiene por delante una legislatura envenenada, según pronostican los dirigentes del PNV y reconocen con pesar los propios socialistas.
Ha logrado formar una mayoría parlamentaria con el PP, pero su fortaleza está por verse y parece difícil que se sustraiga del tenso enfrentamiento que sostienen socialistas y populares en el Congreso y en todos los ámbitos de la vida política. Euskadi es un oasis por ahora, un islote en un océano de aguas embravecidas.
El PNV fue la fuerza más votada en las elecciones del 1 de marzo y sus 30 escaños, dice, son credenciales más que suficientes para gobernar, a pesar de que no pudo construir una mayoría alternativa a la del PSE y PP. Pero en política los números cantan y el sonido es claro en esta oportunidad. ¿Cuánto va a durar esta alianza? El tiempo lo dirá, aunque los augurios son para todos los gustos y son más los pesimistas.
Las dificultades que ha encontrado Patxi López para incorporar independientes a su Gobierno son una señal de lo que se puede avecinar. El líder de los socialistas vascos va a tener difícil desarrollar un proyecto progresista porque el PP, si es coherente con su estrategia nacional, no va a acompañar a los socialistas en medidas de izquierda. La primera prueba de fuego se presentara con el paquete de iniciativas de choque anticrisis que anunciará Patxi López en su discurso de investidura de mañana.
El flanco autonomista tampoco va a ser más sencillo. El líder del PSE es partidario, así lo anunció en la campaña electoral, de una reforma del Estatuto de Gernika con el consenso más amplio posible. Pero el PP la ve innecesaria y ha anticipado que no va a acompañar a los socialistas en ese empeño. El PNV, por supuesto, tampoco será compañero de viaje en este proyecto, al menos mientras siga instalado en la ola soberanista a la que se subió con Juan José Ibarretxe. Otra cosa puede ser si el todavía 'lehendakari' da un paso al costado y el nacionalismo reorienta su rumbo, pero esa incógnita aún no se ha despejado.
Dudas
Los problemas, sin embargo, no se agotan en el escenario vasco. En el propio PSOE hay dudas sobre las bondades de la estrategia de Patxi López y no son pocas las voces que defienden que se debía haber intentado formar Gobierno con el PNV. Fórmula que, por otra parte, es la preferida por la sociedad vasca. En torno al 25% secundan esa posibilidad por apenas un 4% que son partidarios de la alianza de socialistas y populares. El acuerdo con el nacionalismo, sostienen los partidarios de esta tesis, hubiera asegurado el apoyo del PNV en el Congreso, con la consiguiente estabilidad parlamentaria para el Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Las dudas alcanzaron en el primer momento incluso al jefe del Ejecutivo, que en la noche del 1 de marzo refrenó las ansias de Patxi López de lanzarse a por la 'Lehendakaritza' sin esperar más y convenció al líder del PSE de que utilizara la expresión de «estoy en condiciones de presentar mi candidatura» en vez de «voy a presentar mi candidatura», que hubiera sonado más coherente con la campaña desarrollada por los socialistas vascos. Zapatero y otros líderes querían conocer la disposición del PNV para pactar antes de buscar el acuerdo con el PP.
Pero el hecho es que, pese a las dudas y las dificultades que tiene por delante, Euskadi tendrá un 'lehendakari' no nacionalista por primera vez en su historia. Mañana será la sesión de investidura en la Cámara de Vitoria, en la que tendrá que competir con Ibarretxe, y el jueves tendrá lugar la ceremonia de toma de posesión en la Casa de Juntas de Gernika. El viernes, Patxi López hará público su Gobierno monocolor socialista y con independientes, y el sábado celebrará la primera reunión de su Ejecutivo que aprobará medidas para hacer frente a la crisis económica, su primera prioridad.
No será el único reto. Normalizar las relaciones con el Gobierno central, sepultar las aventuras soberanistas, profundizar la deslegitimación social y política de ETA y desarrollar el Estatuto de Gernika son algunos de los desafíos marcados en su agenda.
El líder del PSE recibirá la 'makila' de presidente de los vascos el jueves, después de jurar bajo el árbol de Gernika. Será el sexto 'lehendakari', un término que, como casi todo en Euskadi, es sujeto de discusión. Unos, desde el antinacionalismo, rastrean la etimología del término en los años de esplendor del fascismo y significaría, según su tesis, caudillo. Otros sostienen que significa «el primero de entre los nuestros», aunque también hay quien aduce que proviene de 'lehen', primero, e 'idazkari', secretario, esto es, primer secretario.
Polémicas al margen, el primero en ostentar el cargo fue José Antonio Aguirre. Al no existir Parlamento vasco, institución creada por el Estatuto de Autonomía, fue elegido el 7 de octubre de 1936, en plena Guerra Civil, por una asamblea de cargos municipales, en su mayoría vizcaínos. Aguirre, nacionalista y bilbaíno, no pudo gobernar porque tuvo que dedicarse a la contienda militar y a gestionar desde Francia y Estados Unidos el Gobierno vasco en el exilio.
El donostiarra Joseba Leizaola heredó la 'Lehendakaritza' en 1960, en el exilio. Lo más relevante de su labor política fueron sus gestiones ante el Vaticano durante el proceso de Burgos. Regresó a España el 15 de diciembre de 1979 y tuvo un multitudinario recibimiento en San Mamés. Un día después, renunciaría en favor del entonces titular del preautonómico Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea.
Las urnas
El primer 'lehendakari' de la democracia, natural de Pamplona, obtuvo en 1980 la legitimidad de las urnas y se convirtió en el primer presidente del Gobierno vasco elegido por sufragio universal. Garaikoetxea puso en marcha la autonomía y sus instituciones dentro del marco estatutario. Reelegido en 1984, mantuvo un duro pulso con Xabier Arzalluz, el líder del PNV, que acabó con su dimisión y la escisión que dio lugar en 1986 a Eusko Alkartasuna.
José Antonio Ardanza, vizcaíno de Elorrio, inauguró en 1986 las etapas de los gobiernos de coalición, sobre todo con los socialistas. Lo más relevante de su mandato fue la firma en 1988 del pacto de Ajuria Enea, el primer gran acuerdo antiterrorista que marcó el camino de posteriores pactos. Logró la reelección en 1990 y 1994.
Juan José Ibarretxe se convirtió el 2 de enero de 1999 en el primer 'lehendakari' alavés. Durante su gestión, el PNV fraguó el pacto de Estella, de marcado sesgo soberanista. Impulso el Nuevo Estatuto Político, más conocido como plan Ibarretxe, y la ley de Consultas, el marco jurídico para que Euskadi ejerciera el derecho de autodeterminación. Renovó su mandato en 2001 y 2005.