Normalizar la prevención
Actualizado: GuardarL a retención por cuarentena de trescientas personas dentro de un hotel de Hong Kong en el que al parecer se había alojado un ciudadano mexicano portador del virus A/H1N1, y entre las que se encuentran cinco españoles, representa una medida excepcional que, aun respondiendo a los protocolos existentes en dicho país, corre el riesgo de suscitar más pánico que prevención si no es explicada con la máxima normalidad y desdramatizando las razones de la misma. La duda que sugiere tal situación es si no se puede lograr un efecto análogo mediante otro tipo de medidas menos drásticas. El hecho de que los siete miembros del Gobierno de un cantón suizo hayan sido también aislados como consecuencia de que uno de ellos viajó en el mismo vuelo procedente de Estados Unidos en el que llegó a dicho país la única persona contagiada hasta la fecha, o el caso de la familia de Girona que permanece encerrada en su domicilio por indicación de los médicos de su hospital de referencia contrastan, en cualquier caso, con otros criterios como los que han llevado a la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria a aconsejar las mismas prevenciones que se adoptan frente a la gripe estacional. Además, la palpable contradicción que se manifiesta entre el tono mesurado y cauto que está empleando la mayoría de los portavoces sanitarios, tanto de la OMS como de los distintos gobiernos, respecto a llamamientos como los que llevaron al presidente mexicano a recomendar a sus conciudadanos que no saliesen de sus domicilios durante estas jornadas festivas o la proyección mediática de las cuarentenas dificulta la comprensión social de la entidad de la amenaza y de su magnitud. Atendiendo a los datos de la expansión y de la mortalidad que está causando esta nueva cepa cabría concluir que su poder de contagio y su virulencia no son mayores que los que representan las epidemias anuales de gripe. Por otra parte, el miedo latente a que en su extensión global el A/H1N1 pudiera experimentar una mutación que agravase sus efectos iniciales obliga a las autoridades a seguir la pista de cada nuevo contagio, pero sin que ello debiera añadir mayor severidad a los protocolos que hasta ahora se están aplicando con carácter general.