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Punto final

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C on el anuncio del final de las operaciones de combate Gran Bretaña acaba de poner término a su intervención en Irak seis años después de sumarse a la invasión liderada por el ejército estadounidense en una controvertida decisión que pasó factura a Tony Blair. La retirada de la 20ª Brigada Armada de Ejército de Su Majestad clausura una etapa en la que los soldados británicos, encargados de la misión de pacificar el área de Basora al sur de Bagdad, pagaron el tributo de 179 bajas pero al tiempo gestionaron con pericia y experiencia. Pese a que un reciente rebrote de la violencia sectaria con una sangrienta secuencia de atentados puede poner en peligro el gran avance en la normalización de Irak, la marcha de las fuerzas británicas, refleja el considerable progreso de la seguridad y la viabilidad de que se pueda realizar gradualmente el relevo de las fuerzas extranjeras por los efectivos del ejército iraquí. El inmediato proceso de transferencia de poderes a la 4ª División de Infantería estadounidense, que asumirá el mando hasta que el Ejército iraquí tome el control total de la zona, representa un ejercicio práctico de lo que será la retirada definitiva de las fuerzas norteamericanas comprometida por Barack Obama para un plazo de 18 meses. Pero la consolidación de la seguridad en el área del sur del país que parece garantizada requiere del complemento de un impulso económico que permita a los iraquíes recuperar la esperanza en el futuro. El relevo de los soldados británicos lo deberán asumir ahora inversores y empresas de negocio que acrediten el compromiso de Gran Bretaña en la reconstrucción de las infraestructuras dañadas por una guerra a la que, no solo los iraquíes y los países de la coalición, sino toda la comunidad internacional desea poner punto final.