Dime si son latinos
Actualizado: GuardarTodo el mundo quiere apuntarse a la fiesta. A la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, le llueven las ofertas para hermanarse, intercambiar información, exposiciones, abrazos y besos. Los latinoamericanos son así de cariñosos. Amorosos por naturaleza. Sin embargo, habrá que distinguir qué alianzas le convienen a Cádiz y cuáles son meras intenciones de pasarse un fin de semana en la playa, disfrutando de un espectáculo de flamenco y con visita al Corte Inglés. Gratis total.
Porque el problema es que, por muy bien que se lleven dos alcaldes o alcaldesas, por mucho que desde aquí se quieran extender las relaciones, del otro lado podemos quedarnos sin interlocutor. No hay carrera de funcionario ni en los gobiernos ni en los ayuntamientos. Para que se hagan una idea, en muchos países, cuando cambia el Gobierno, se va hasta el ordenanza. Ese es el primer peligro. El otro es la corrupción que camina (como diría el músico «y el peso que baja») como Pedro por su casa.
El problema es que desde España seguimos juzgando lo que pasa allí con nuestros parámetros, creyendo que todos los países latinoamericanos son iguales y añadiendo a esta visión un montón de tópicos. A saber: ni allí la vida es barata, ni aquello son inmensos resort de pulserita todo-incluido. El Caribe no está formado por mulatos de dientes perfectos siempre felices, bebiendo ron desde que amanece. Ni cada colombiano es un narco en potencia. Las empresas españolas no son sus salvadoras, como sostiene la derecha, pero tampoco han ido a hacer la segunda colonización, como cree la izquierda. Generalizar es el deporte más arriesgado que se puede practicar. Y el que peores resultados acarrea.