Aventurero curtido en mil viajes por el mundo
José Fernández Díaz es un polifacético jerezano, que siempre ha mostrado su pasión por navegar
Actualizado: GuardarContinuando con los Fernández, no podemos dejar atrás a otro miembro de esta familia: José Fernández Díaz, hermano por tanto de Andrés, el Decano y Profesor de la Complutense. Traerlo a las páginas de LA VOZ nos ha supuesto un esfuerzo de investigación ya que poco o nada se sabe en Jerez de este antropólogo y periodista, consumado marino y experto navegante, que ha entregado su vida a la aventura.
Nació José Fernández Díaz en la casa familiar de la calle Medina, esquina a Higueras el 24 de mayo de 1948. Estudió el bachillerato en el antiguo colegio de la Salle, en la Alameda de Cristina; en aquel interesante caserón renacentista que fue demolido para construir el Banco de Jerez, hoy Hotel Tryp.
Ya desde joven se le observó grandes aptitudes para los deportes de riesgo, siendo una persona audaz, de carácter inquieto y aventurero que no se arredraba con nada, cuya obstinación por los objetivos le hacían crecerse ante las dificultades. En su juventud tuvo una canoa de madera tipo kayak con la que navegaba a remo los sinuosos meandros del entonces cristalino río Guadalete, hasta llegar a Valdelagrana para luego volverlo a subir con la creciente. Del mismo modo exploró a remo un buen número de caños y salados de la desembocadura del Guadalquivir. Siempre en pos de la aventura, lo que más le apasionaba era encontrar nuevos caminos y atajos que le condujeran a su paradero. Amante acérrimo de la navegación, construyó balsas y plataformas flotantes tal si fuera un Robinson; sin más pertrechos que una vela latina y un rústico timón, se lanzaba al mar poniendo en serio peligro su vida y la de los ignorantes que nos aventurábamos con él.
Ídem de lo mismo le ocurría como buceador y pescador submarino, las entonces vírgenes y peligrosas aguas del Estrecho: ensenada de Bolonia, Punta Paloma, Trafalgar, Las Aceiteras. cuyas corrientes se han cobrado decenas de vidas pero que él conocía como las palmas de sus manos.
Diferencias
En Pepe Fernández Díaz encontramos el polo opuesto a su hermano Andrés, aunque ambos heredaron la brillantez intelectual de su progenitor, la diferencia de personalidad y caracteres, hicieron que cada uno se formara y condujera su vida hacia destinos tan dispares.
Al terminar el bachiller, Pepe le dijo a su padre que quería enrolarse en la Marina, y a este casi le da un soponcio, pues quería para su hijo la carrera que no había estudiado Andrés: médico, abogado o ingeniero. Pepe, que lo tenía claro, le respondió sin dilación que lo que le apetecía era recorrer el mundo. Y así fue, se marchó al Ferrol a la Academia Naval y tras acabar los estudios se embarcó en el Juan Sebastián Elcano como radiotelegrafista. El padre que sabía que con ello cumplía con el servicio militar lo dejó, pensaba que tras la larga singladura en Elcano se aburriría, pero no fue así porque llegó a ser lo que pocos marinos, dos viajes en el Buque Escuela, dando sendas vueltas al mundo, navegando prácticamente todos los océanos.
Surcó los siete mares
Al dejar Elcano se embarcó en el viejo buque oceanográfico Xauen con base en Málaga. Posteriormente paso a formar parte de la tripulación del dragaminas Tajo, siendo este su último destino en la marina de guerra. No obstante, su vida siempre permaneció en estrecha relación con el mar, por lo que estuvo enrolado en múltiples barcos mercantes de diferentes banderas y nacionalidades con los que navegó los siete mares.
A su regreso de la Marina se instala en Sevilla donde se recicla y convalida estudios para poder acceder a la Universidad. Durante estos años conoce a una chica leonesa estudiante de bellas artes llamada Norka con la que contrae matrimonio y tiene a su hija Azahara. Con Norka recorrió un sin número de ferias y fiestas de España en las que instalaban un tenderete para expender toda suerte de manualidades y artesanías con las que hacían frente a la economía familiar. Pasado un tiempo se trasladaron a Madrid, donde Norka consigue una plaza como profesora de dibujo en un instituto de enseñanza media. Pepe se matricula en la Facultad de Ciencias Políticas donde acaba obteniendo la Licenciatura en Antropología.
Durante estos años el matrimonio continúa compaginando estudios y trabajos con sus labores artesanas, sobre todo cerámica y orfebrería, pues ambos son dos verdaderos virtuosos trabajando la plata. Aún conservamos objetos y complementos de plata hechos con piezas de antiguas cuberterías compradas en anticuarios, que de forma artesanal manipulaban y convertían en originales colgantes, pulseras y brazaletes. Durante estos años ya rumiaba lo que ha sido una constante en su vida: las grandes aventuras, viajes y singladuras, por lo que regresa a Sevilla donde fruto de una nueva relación, tiene a su segunda hija: Norka. Durante este tiempo emprende continuos viajes a lugares muy dispares del mundo. En 1981 recorre el Amazonas portando una de las primeras cámaras de video profesionales de la época; pues tenía el encargo de llevar a cabo un censo de las tribus de la cuenca amazónica. Separado de la expedición oficial, permaneció perdido durante varios meses, conviviendo con los indígenas de la forma más primitiva en lo profundo de la selva. Pepe Fernández Díaz quizás sea uno de los pocos varones del mundo que haya vivido con una de las escasísimas tribus de mujeres amazonas existentes, cuyo poblado encontró casualmente en medio de la selva impenetrable.
Tal si fuera nuestro otro paisano y aventurero Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Pepe logra volver a la civilización gracias a la intervención de unos misioneros que lo hayan en condiciones precarias, ayudándolo a restablecerse y a encontrar el camino de regreso. De esta expedición trajo consigo una abundantísima documentación filmada, hasta entonces desconocida.
A su regreso, realiza una nueva expedición en solitario a Egipto y Sudán, la que lleva a cabo en un Land Rover, con el que recorre todo el norte de África y gran parte del Sahara, lugares por los que siempre sintió gran predilección.
Concluidos sus estudios en Madrid y antes de que regresara a Sevilla comienza su actividad como antropólogo, asumiendo responsabilidades en diversas exposiciones sobre la cultura Taina, culturas indígenas de la Patagonia y tesoros del antiguo Ecuador. Estando al frente de los diferentes actos que se organizan y montan con motivo de la celebración del V Centenario en el Instituto de Cooperación Iberoamericana de Madrid.
Periodista
Ya en Sevilla, aún tiene tiempo para iniciar una actividad hostelera, abriendo una preciosa tetería moruna al más puro estilo Bereber a la que llamó Jaima Azahara; negocio que acabaría cerrando por problemas administrativos.
Es entonces cuando, después de una serie de colaboraciones entra a trabajar en Canal Sur, donde realiza y presenta programas de diversas índoles.
Vuelve a viajar a América para filmar documentales de carácter antropológico, que serán emitidos en programas de La 2, Documentos TV y en diferentes televisiones autonómicas.
El 4 de octubre de 2004, el mismo día que viene a Jerez por la mañana para asistir al sepelio de su padre, embarca por la tarde en Sanlucar de Barrameda, en la Nao Victoria, para emular la gesta de Magallanes, realizando la misma singladura que el celebre marino, navegando hasta Japón.
Aunque bajo la capitanía de Ugarte, nuestro paisano Pepe Fernández Díaz aporta a la Nao Victoria sus experiencias de consumado marino, no siendo impedimento alguno su edad (57 años) para trepar por las jarcias y velamen, por lo que fue un ejemplo para la marinería y el resto de la tripulación. Durante los 6 meses que duro el apasionante viaje este intrépido jerezano interpretó el papel de Magallanes, siendo constantemente filmado para la serie que se rodó sobre el histórico navegante y que más tarde se ha proyectado en Canal Sur y diversos canales de televisión.
A bordo de Al-Andalus
En la actualidad se encuentra en Arrecife, en donde esta terminando la Carrera de Náutica, cuya titulación le permitirá poder capitanear Al-Andalus, un moto-velero de dos palos y 24 metros de eslora de su propiedad, que en la actualidad se restaura en la marina seca del puerto de Adra, para volver a hacerse a la mar y así continuar alimentando sus inextinguibles ansias de aventura.
En una especie de hijo predilecto, este jerezano siempre fue muy querido por sus padres y hermanos, sobre todo por su madre Elvira, la que sufrió durante toda su vida la incertidumbre de su paradero, distinguiéndolo con especial trato y cariño, al que igualmente Pepe correspondía debido al amor que se profesaban.
Idénticamente sus contemporáneos y amigos esperamos su visita a la tierra que le vio nacer para, entorno a una copa de Jerez departir y conocer de su viva voz las experiencias que atesora.