Cien días de esperanza
Con el 68% de aceptación, Obama supera con su carácter conciliador los primeros errores políticos
| CORRESPONSAL. NUEVA YORK Actualizado: GuardarHace un año Estados Unidos miraba con desconfianza al senador por Illinois que se abría paso con el eslogan del cambio. Algunos veían en su optimismo promesas vagas y falta de experiencia. Cien días después de concluir su «viaje improbable» hasta la Casa Blanca, la esperanza ha prendido. Los números avalan hoy las comparaciones que antes podían parecer gratuitas. Con un 68% de aprobación en la encuesta de 'The New York Times', Barack Obama es el presidente más popular desde John F. Kennedy. Bajo su optimismo sereno los estadounidenses han recuperado la sensación de que su país va por buen camino, algo que las encuestas de Associated Press no registraban desde que Sadam Hussein fue capturado a finales de 2003.
Si en octubre pasado el baremo cayó hasta un deprimente 17%, cuando Obama demostró el 4 de noviembre que «todo es posible en América» repuntó hasta el 36%, y la semana pasada alcanzó el 48%. La luna de miel continúa. Y no sólo para el ejército de 1,2 millones de voluntarios que le ayudó a ganar las elecciones con fe ciega. Julie Kennedy era parte de ese movimiento de bases. En febrero de 2008 este periódico la entrevistó bajo el frío y la lluvia en la plaza de Union Square, donde intentaba convencer a los neoyorquinos para que votaran por Obama en las primarias. Su candidato perdió frente a Hillary Clinton.
Entonces no hubiera podido ni imaginarse que la ex primera dama acabaría por jugar en el equipo contrario. Su fichaje como secretaria de Estado es una de las cosas que le han enseñado a darle tiempo para entender sus maniobras. «Confío en su instinto», proclama Julie. «Es como un jugador de ajedrez, siempre está mirando tres pasos más adelante. No necesito estar de acuerdo con todo lo que hace, pero necesito creer en él». A sus 36 años, trabaja para una consultoría internacional que ayuda a las empresas de países en desarrollo. Joven, guapa y triunfadora, no le importó guardar la 'blackberry' en el bolso y salir a la calle a pasar frío para trabajar por una causa en la que creía. Se colocó en la primera fila de un ejército de 13 millones de 'emails' que supone la mejor herramienta de movilización política que haya habido.
En estos tres meses, Obama la ha activado para presionar a los congresistas que deben aprobar hoy sus primeros presupuestos. Al menos dos millones de personas se sintieron motivadas como para donar dinero en efectivo durante su campaña, así que es de esperar que atiendan sus llamamientos. El presidente nunca tendrá el apoyo de los conservadores, que le acusan de estar «socializando» al país, pero tampoco el de la izquierda más progresista.
Las guerras
Howard Brandstein, un organizador comunitario de 56 años, niega estar decepcionado. «Está continuando la política de Bush de echar millones de dólares por el váter para alimentar a los bancos y expandiendo la guerra en Pakistán, donde los aviones sin piloto asesinan a civiles y provocan la huida de miles de personas...». Tampoco Julie está contenta con la decisión de «mantener bases en Irak durante cinco o diez años». Acepta que haya tenido que «revisar» muchas de sus posiciones al llegar a la Casa Blanca «porque claramente hablaba de cosas de las que no tenía toda la información, y luego no han resultado ser tan fáciles».
Irak es uno de los temas en los que la fe de los estadounidenses en Obama toca techo. El 45% no cree que vaya a poner fin a la presencia militar en el país árabe durante su primer mandato ni el 53% espera cambios significativos en la política energética que para muchos provocó la guerra. Y el 48% considera que pueda cambiar el sistema de salud que arruina a las familias estadounidenses. 'San Obama' tiene sus límites. Porque lo verdaderamente revolucionario de él no son sus políticas, sino su carácter conciliador y su personalidad, que gusta al 75% de los encuestados por la CNN.