El Papa visita la zona italiana sacudida hace tres semanas por el fuerte seísmo que se cobró 296 vidas
Benedicto XVI lleva su solidaridad a una "tierra espléndida y herida, que está viviendo días de gran dolor y precariedad"
ROMAActualizado:Tres semanas después de que el centro de Italia temblara y se convirtiera en el centro de una tragedia que dejó cerca de 300 muertos, Benedicto XVI ha visitado la zona de la región central de Los Abruzos para trasladar un mensaje de apoyo a los damnificados, a los que ha dicho que la Iglesia no les abandonará y ante los que ha reclamado, "también por respeto a los muertos, casas sólidas".
"La Iglesia está toda aquí, conmigo a la cabeza, a vuestro lado, partícipe de vuestro dolor y deseosa de ayudaros a reconstruir", ha afirmado el Papa ante varios centenares de damnificados reunidos en el pueblo de Onna, que fue prácticamente destruido, en el que murieron 40 de sus 300 habitantes y que ha quedado como símbolo del seísmo. Después, en otro discurso pronunciado en L'Aquila, la capital de la región y una de las localidades más golpeadas por el terremoto, ha apuntado que la comunidad civil debe hacer "un serio examen de conciencia para que su nivel de responsabilidad jamás venga a menos". Según los investigadores, muchas de las construcciones realizadas en la zona no respetaron la normativa contra los seísmo (Los Abruzos es una zona sísmica, ubicada en la cordillera de los Apeninos) y fueron la causa de que tantas casas y edificios se desplomasen debido al seísmo de 5,8 grados de la escala Richter.
Debido a su deseo de no entorpecer las primeras tareas de socorro y desescombro, el Papa ha esperado tres semanas, tras ese fatídico 6 de abril, para cumplir su deseo de estar "en persona" y abrazar a los damnificados y rezar junto a ellos por las víctimas. Tenía previsto trasladarse en helicóptero para sobrevolar todos los pueblos, pero el mal tiempo reinante en Roma y Los Abruzos, distantes unos 88 kilómetros, le ha obligado a viajar en automóvil y desplazarse en una furgoneta de la Protección Civil.
Visita a los dos símbolos del terremoto
La primera etapa ha sido Onna, donde se ha dirigido a los damnificados desde una tarima levantada en una plazuela y ha abrazado a varios niños. Benedicto XVI ha señalado que a pesar del compromiso de solidaridad manifestado desde todas las partes son muchos los problemas que tienen que afrontar los damnificados, desde vivir en tiendas de campaña y soportar el frío y la lluvia, hasta enfrentarse con la dura realidad de haberlo perdido todo. "La respuesta no puede limitarse a la emergencia inicial, sino que debe convertirse en un proyecto estable y concreto en el tiempo. Animo a todos, instituciones y empresas, para que esta ciudad y esta tierra resurja", manifestaba el Papa.
Desde Onna se ha trasladado a L'Aquila, donde ha visitado la basílica de Santa María di Collemaggio y la Casa del Estudiante, otros dos símbolos del terremoto. El primero es uno de los templos más afectados por el seísmo y en él se guardan los restos de Celestino V, el único Papa que renunció al papado, en 1294, sobre los que se desplomó -sin causarles daños- la bóveda central de la basílica. Benedicto XVI ha entrado en la iglesia, cuyo interior ha sido apuntalado, a través de la Puerta Santa existente, acompañado de los bomberos y de Protección Civil. Tras orar unos momentos ante los restos de Celestino V, ha donado su palio, estola de lana, símbolo del obispo Buen Pastor.
Después se ha trasladado al cuartel de la Guardia de Finanzas, en la pedanía de Coppito, en el que se ofició el 10 de abril el funeral de estado de las casi 300 víctimas. Aquí se ha reunido con varios centenares de damnificados que viven en tiendas de campañas y ha aprovechado para resaltar la importancia de la solidaridad. Ha terminado la visita colocando una rosa a los pies de la patrona de L'Aquila, la Virgen de la Cruz. Cuando descendía de colocar el donativo, se ha pisado la sotana y ha perdido el equilibrio. A punto ha estado de caer si no llega a ser por la inmediata ayuda de sus colaboradores.