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Editorial

Claridad y prevención

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L a posibilidad de que la desconocida mutación de la gripe porcina se haya introducido en España, al infectar a seis jóvenes de Valencia, Bilbao, Albacete, Gerona y Barcelona que habían viajado a México, ha obligado al Gobierno a activar los protocolos de respuesta junto a las comunidades autónomas para aislar los casos detectados y desplegar las labores de prevención. La constatación de que los mecanismos de alerta han funcionado ante los síntomas que presentaban los pasajeros afectados y la positiva evolución de los mismos constituyen motivos de tranquilidad para una ciudadanía que, sin caer en un alarmismo contraproducente, necesita de una información transparente y de indicaciones claras ante el riesgo de pandemia del que ha advertido la OMS. Los casos detectados en nuestro país, unidos a otros que se analizan en Francia, Nueva Zelanda o Israel, han acreditado la capacidad de esta variante rara del virus A/H1N1 para propagarse de un país a otro, tras verificarse su impacto en México -donde se atribuye a la enfermedad la muerte de más de 80 personas y el contagio de otras 1.300- y en EE UU. La evidencia de que la gripe ha superado ya fronteras se anticipó ayer a la confirmación oficial de la OMS. Lo que demuestra hasta qué punto las epidemias sanitarias pueden transformarse en una amenaza de difícil control en un mundo de puertas abiertas. Es precisamente ese mundo global el que obliga a actuar a los organismos internacionales y a los gobiernos de manera rigurosa, pero también con una diligencia que dé garantías de prevención. De poco sirve intentar rebajar con meras apelaciones a la calma el riesgo de una alerta epidemiológica como ésta, cuando la percepción social puede verse alterada tras la aparición de los primeros casos en un ámbito geográfico próximo y ante las continuadas noticias sobre el desarrollo del virus. Tanto la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, como los distintos responsables autonómicos están obligados a combinar los llamamientos a la tranquilidad con datos precisos sobre las investigaciones que se llevan a cabo, las iniciativas para contener el virus, las recetas para prevenirlo y los medios para combatir sus efectos. En este sentido, es prudente que las autoridades españolas aguarden a las recomendaciones de la OMS, pero la decisión sobre viajar o no a las zonas más afectadas no debería quedar sometida sólo al criterio individual de los ciudadanos.