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PAN Y CIRCO

Todo pendiente del clásico

PACO PEREA deportes@lavozdigital.es
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Mientras caen los minutos por el embudo del reloj de arena, los aspirantes al título liguero templan los nervios en el sótano del estadio a la espera del partido que dentro de seis días les enfrentará en el Bernabéu. Escenario que posiblemente marcará los designios de uno y otro en el corto tramo de competición que quedará después del clásico. Que el Madrid, con su victoria de ayer en Sevilla, se haya puesto a sólo cuatro puntos de un Barcelona que no pudo ganar en Valencia, tiene su mérito. Sobre todo por el fúbol de otro planeta que venían realizando los azulgrana, frenados por los ché, que entendieron a la perfección cómo desarbolar el fútbol talentoso de los Iniesta y compañía. El Real Madrid, que no juega ni tanto así, se ha hecho acreedor a mantenerse aspirante al título por un algo que nadie puede discutir. ¿Cuál es su droga, el milagro, la creencia, el talismán, la religión que transformó a este equipo tras la llegada de Juande? Su excelente poderío físico y moral, el saber aguantar la presión, saber sufrir ganando, porque con la primera amargura queda el consuelo de los puntos y, a la segunda, se le une la desesperanza de no sumarlos.

El Barça tenía el sábado un toro de miura que torear, y salió herido de Mestalla; el Madrid, que tenía ayer otro miura en Nervión salió indemne, cortando las dos orejas y el rabo. Cierto que no hizo un juego exquisito -esta temporada no toca-, pero sólo los espíritus mezquinos se atreverían a negar lo que en el campo se han ganado. Hasta aquí, hay que admitir que lo hecho por el Madrid sí está demostrando lo que demuestra: casta para aguantar y fe para aspirar al título. Tanta fe como puso anoche Raúl marcando tres goles, tres, que no está al alcance de todos los peloteros. En fin, el clásico del próximo domingo se presenta de lo más caliente. A ver si se impone el fútbol-arte o el fútbol-fuerza. A ver.