
La penitencia de Lugo
Las repetidas denuncias de paternidad debilitan el crédito político del presidente de Paraguay
Actualizado: GuardarEl escándalo que se desató en Paraguay a raíz de la paternidad irresponsable del presidente, Fernando Lugo, el ex obispo que asumió la jefatura de Estado hace ocho meses, amenaza su principal capital político: la credibilidad. No obstante, por el momento no renunciará ni hay riesgo de juicio político. Justo cuando comienzan a agolparse las demandas de la ciudadanía para que cumpla sus promesas de campaña, el mandatario centroizquierdista, acosado por el escándalo, recibe los embates de la oposición derechista, que es mayoría en el Congreso, y de no pocos miembros de su alianza gubernamental, ya resquebrajada.
Pero el desencanto ya había despertado a causa de la crisis económica y las dificultades de gestión del presidente, que no logra avances rotundos en temas clave en Paraguay como la lucha contra la corrupción. En este contexto, una mujer de 26 años aseguró tener un hijo de dos fruto de una relación clandestina con Lugo que data de hace una década. Días después, otra confesó ser madre de un pequeño de seis años, también con el presidente como padre. Ambos fueron concebidos mientras Lugo era obispo de la localidad de San Pedro.
Esta semana, una tercera mujer declaró haber quedado embarazada del mandatario, engendrado cuando ya era candidato presidencial y dispensado por el Vaticano para volver a su estado laico. Además, hay rumores persistentes de que existen al menos otros tres hijos naturales del ex obispo.
Huérfanos de padre
Tras un primer intento por negarlo, el presidente reconoció al primer hijo y derivó hacia su abogado los trámites de filiación de los otros dos. Pidió perdón a la ciudadanía, admitió ser «una persona imperfecta, fruto de procesos históricos y del perfil de mi cultura», pero advirtió también que «pueden esperar sentados» quienes pretendan que renuncie al cargo por su paternidad.
Más aún, declaró que su Gobierno, inaugurado el 15 de agosto de 2008, terminará el mismo día de 2013, y habló de intentos de «conspiración y de desestabilización». Su hermano, Pompeyo Lugo, fue más explícito. Dijo que se gesta «un golpe de estado encubierto financiado por el narcotráfico y el crimen organizado internacional».