Opinion

Muerte en la cumbre

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La muerte del financiero David Kellerman, presumiblemente por suicidio, retrotrae a los terribles precedentes vividos durante la oleada de pánico en que desembocó la crisis del 29. Las investigaciones determinarán las circunstancias del fallecimiento del vicepresidente de la hipotecaria Freddie Mac, aunque es posible que se ha llevado consigo el secreto de su sufrimiento. Sí se sabe que Kellerman, de apenas 41 años, ascendió en la compañía después de que el Gobierno de EE UU tuviera que tomar el control de la misma ante la amenaza de quiebra y que se había visto envuelto en la polémica por el pago de bonificaciones a directivos de empresas salvadas por la intervención pública. Sólo él y, en todo caso, su entorno más próximo podrían explicar si la crisis y sus zozobras se hicieron tan insoportables como para concluir en un desenlace sin vuelta atrás.