Marcando la crisis
Actualizado:Hay cosas que parecen que a nadie le molestan. Es como si pasaran desapercibidas en la compleja vorágine diaria en la que andamos inmersos. Hay acciones que no se llevan a cabo por desidia, por dejadez. Pasa el tiempo y sin embargo no hay prisa en solucionar los problemas. Nos dejamos llevar y nos acostumbramos a lo que hay, sin más. Es lo que sucede con el problemático marcador que la Junta quiso instalar en el estadio Ramón de Carranza.
Incomprensiblemente está apostado en la calle, justo detrás del Fondo Sur del estadio y pese a sus enormes dimensiones ninguna autoridad competente ha decidido nada con respecto a su presencia. Porque aunque muchos piensen que forma parte del mobiliario urbano lo cierto es que hace ya demasiados meses que debería haber sido retirado. Es sólo un ejemplo del conformismo y de la lentitud con la que actúan los políticos, las administraciones, los que recalcan que trabajan para el ciudadano como si se dedicaran a una actividad altruista. Y así nos va.
La crisis, dicen, lo está fulminando todo y los que tienen poder para atajarla son testigos excepcionales del derrumbe. La atisbaron antes que nadie, no supieron ponerle freno y todavía hoy se sorprenden con las desagradables novedades que cada día genera.
A los que la sufrimos nos espera la peor parte, pensar que con tanta demanda se acabarán las prestaciones por desempleo o que para poder tener una pensión digna habrá que trabajar hasta que una cumpla los 67 años de edad. Sólo volveré a creer cuando retiren el dichoso marcador.