«Llevo en la sangre ser funcionario»

Ángel Ramos asegura que «lleva en la sangre» el funcionariado, ya que sus progenitores son trabajadores del INEM, cuyas oficinas, dice, son su segunda casa y no porque precisamente haya ido a solicitar empleo. El joven, de Puerto Real, tiene 25 años, busca un trabajo que le permita salir de su ciudad y que le dé «un buen sueldo para toda la vida». Sin embargo, Ángel se aleja del perfil que circula por el imaginario colectivo del típico funcionario. «Yo no quiero quedarme toda la vida en una oficina encerrado, lo que me gustaría es trabajar de cara al público», sostiene.

El examen del próximo julio será el segundo al que Ángel se presente para la categoría de auxiliar administrativo de la Junta de Andalucía ya que, confiesa, nunca se le han dado bien los estudios. «La primera era para ver cómo eran los exámenes y me sirvió para darme cuenta de que para aprobar hay que estudiar mucho», cuenta el aspirante que dice dedica un par de horas al día a estudiar, normalmente por la mañana y justo antes de acudir al gimnasio. Después, un leve repaso y tarde libre. «Llevaba años con la tardes ocupadas y ya me apetecía disfrutar de ellas» argumenta Ángel, que posee el Bachillerato y un módulo de peluquería. «Viendo cómo son los libros, yo no me saco esto solo seguro», exclama, por eso los 106 euros de mensualidad que paga a la academia no son un sacrificio.