EN CASA. Diego necesita hasta un cronómetro para prepararse los ejercicios. / J. C. CORCHADO
DIEGO BAREA OPOSITOR A NOTARIO

«Sin el apoyo familiar no se consigue sacarlas»

El aspirante, que lleva ocho años estudiando, dice no haber recibido ingresos económicos en su vida

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No todo son ventajas en el universo de las oposiciones, obtener una plaza se convierte, en algunas especialidades, en una odisea y requiere un esfuerzo y trabajo de años. Ocho lleva intentándolo Diego Barea, un roteño licenciado en Derecho que estudia para ser notario. En su caso, comenta, se considera un ser afortunado ya que cuenta con el apoyo anímico y económico de su familia.

En diciembre del año pasado, después de sufrir sendos varapalos en las convocatorias de Valladolid y Andalucía, decidió contraer matrimonio con su novia de toda la vida. En su recién estrenada condición de casado Barea compagina las tareas domésticas con la preparación de las oposiciones. Su agenda cotidiana incluye diez horas de estudio y poco tiempo de esparcimiento. «Sólo descanso los domingos, en los que aprovecho para estar con mi mujer y amigos, desarrollar las aficiones propias de toda pareja. Los niños tendrán que esperar», cuenta.

El notario Manuel Cotorruelo acogió la preparación de este joven de 30 años en diciembre de 2006, después de que Diego Barea lo hubiese intentado con otro docente en Granada. En las dos convocatorias a las que se ha presentado no ha pasado del primer ejercicio -las oposiciones se componen de cuatro: dos teóricos orales y un dictamen y caso práctico escrito-. «La primera vez me vine abajo, pero en la convocatoria pasada me quedé con posibilidades y sé que con constancia todo se puede conseguir», argumenta el candidato a notario.

Y es que de los 1.100 aspirantes de la pasada convocatoria, sólo aprobaron 160 -el número de plazas-, pero el lema de Diego es que «la recompensa merece el sacrificio». «En este periodo he tenido muchas veces la sensación de que he perdido la juventud, pero se aprende a saborear mejor el tiempo libre. Mi familia también lo pasa mal y lleva ocho años con la pena de ver mi esfuerzo y la ilusión de que al fin lo consiga». Aunque no exista una media del tiempo necesario para pasar estas duras oposiciones, algunos expertos apuntan a tres convocatorias -suelen salir cada año, año y medio- y más de 4 años de estudio, quizá demasiado para un periodo de crisis como éste. Pero Barea es de ideas fijas y esgrime que las condiciones económicas y la consideración social que conlleva ser notario merece el titánico tesón.