PROTESTAS. Vecinos de Barbate, durante un acto contra la implantación de las eólicas marinas. / R. RÍOS
Ciudadanos

Los ecologistas ven «coherente» el mapa

Aplauden que el Estrecho haya quedado excluido y creen que los proyectos estarán a más de doce kilómetros

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La energía eólica marina es, al igual que la eólica terrestre, una aplicación de la fuerza producida por el viento. La aprobación del Estudio Estratégico Ambiental del Litoral Español por parte de los ministerios de Medio Ambiente e Industria sí cuenta con el respaldo de las organizaciones ecologistas, que han tildado de «coherente» la delimitación de las zonas aptas y excluidas para la implantación de los mismos. Así, desde Ecologistas en Acción apuestan porque el estudio sirva para dar luz verde a proyectos de parques eólicos que estaban pendientes en la provincia y que, por ahora, sufrían el rechazo por parte de los ayuntamientos locales, las asociaciones de pescadores y la propia Junta.

La exclusión del Estrecho para la instalación de estos parques viene motivada por la altísima densidad marítima, la profundidad del mar y la migración de especies. «El estudio corrobora la eliminación de esos 12 ó 13 kilómetros de cautela en la zona del Estrecho, aunque ya de por sí ningún proyecto lo contemplaba», destaca Daniel López.

En el caso de la zona delimitada como apta con condicionantes, que va desde el Cabo Trafalgar hasta Chipiona, la restricción dependería de los efectos que las infraestructuras de los parques eólicos marinos pudieran ocasionar en la «navegación marítima, la pesca artesanal y la presencia de rutas de aves migratorias y otras especies endémicas, como el coral anaranjado».

Para Ecologistas en Acción, la traba del impacto visual sería «minimizable» en el caso en el que se cumplan el resto de requisitos ya que, según subraya López, siempre estaría situado a 13 ó 14 kilómetros de la zona costera y serviría para dar cobijo a otras «actividades legítimas». Tampoco observan ningún problema en cuanto a la explotación de las almadrabas de la zona del Mar de Trafalgar, dado que «el atún está a la baja y si se garantiza que los parques eólicos no perjudican a su movimiento, no se podría prohibir». De esta manera, las condiciones que se han de tener en cuenta para la aprobación de proyectos es que éstos no interfieran ni en el desarrollo de la flora y la fauna marina, los recursos pesqueros e, incluso, los arqueológicos. También habría que tener en cuenta la tecnología aplicada en la construcción de los parques ya que de ella depende el nivel de movimiento de tierra y mar que pudiera producirse.