Mala leche
Actualizado:Según un estudio realizado por especialistas en Bruselas, España es el país europeo donde se consume leche de peor calidad. Este aviso de alerta no nos coge por sorpresa, ya que desde hace bastante tiempo andábamos indignados, no ya por el precio abusivo, sino por su calidad, paupérrima y su insípido sabor. No la quieren ni las mascotas caseras.
Las grandes superficies alardean con pomposa publicidad de la calidad de sus productos lácteos con señuelos de vitaminas, desde la A a la Z, y otras lindezas de laboratorios que han conseguido lo que pretendía: vender más a costa de la ignorancia y la vulnerabilidad de los usuarios, que somos casi todos. Con el cuento y la patraña de que ayuda a las defensas, para crecer, para vivir sanos, para el colesterol, sin grasas y otras fábulas más, tienen arruinados nuestros escasos bolsillos y sin calidad ninguna.
En un pueblo catalán han instalado un surtidor lechero que, por el precio de un euro, despacha leche fresca con el sabor tradicional de siempre. Con el genuino sabor que tiene la leche sin adulterar y sin agua del grifo. Con los modernismos y los experimentos del Dr. Jekyll conseguirán que, con un litro de agua y una pequeña pastillita ben mezclada, se obtenga leche al instante y sin vacas, sin moscas, sin excrementos y malos olores. Leche casera y moderna apta para todas las necesidades.
Recuerdo que en mi infancia y juventud tomaba leche que no tenía tanta higiene y tanto miliquitreo como hoy, pero sin embargo, dejaba marcado el vaso con sus propiedades nutritivas, con un sabor reconfortante y agradable que, con perdón, hasta eructaba de lo bien que le caía al cuerpo. Los ganaderos están que trinan por los precios que reciben en origen mientras que una larga cadena de antagonismos y despropósitos, todos unidos, hacen posible que, españolas y españoles, tengamos muy mala leche.