Los lunes al sol
Actualizado: GuardarAsí vamos a acabar todos, tomando el sol los lunes hasta el siguiente, si no se toman las medidas económicas, financieras y sociales necesarias que eviten la sangría que se está produciendo en el empleo. No queriendo coger el toro por los cuernos, no será posible acabar de una vez por todas con la crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla, como ya advirtió Einstein.
Ni se ha advertido, ni se ha diagnosticado adecuadamente y se ha mentido con descaro, todo ello ha hecho que la confianza se haya derrumbado. Tampoco los empresarios atinan en su diagnóstico y por ende en sus demandas. Sus exigencias se centran en intervención pública de sectores y en inyecciones de liquidez. Ésta, la liquidez casi ilimitada consecuencia consiguió evitar en el pasado reciente pánicos bursátiles en varias ocasiones, ayudando a solventar situaciones puntuales, pero no se puede pensar que esa política económica sea fuente de estabilidad en el medio y largo plazo. Al final, el resultado ha sido desastroso. Entiendo que el tipo de interés es el precio que mide la escasez de capital y no el coste de prescindir de la liquidez. De tal forma que cuando el precio o interés del dinero se desajusta hasta el desequilibrio absoluto, las empresas y las familias son tentadas y sus conductas se dirigen a realizar inversiones carentes de fundamentos e insostenibles en el largo plazo.
Ésta y no otra es la síntesis de lo acontecido en medio mundo y también en España en los últimos años. La pregunta que nos hacemos es ¿como arreglamos el entuerto? La respuesta, clara, lisa y llana. No hay que inyectar más liquidez al sistema, porque precisamente el exceso de liquidez nos ha llevado hasta el punto en el que nos encontramos. Por lo tanto y a modo de síntesis la crisis que padecemos no tiene su origen en la falta de liquidez, sino en la caída de la confianza de forma drástica y muy preocupante.
El FMI persiste en su diagnóstico de la crisis a la que llama «excepcional receso sincronizado de la actividad en las principales economías mundiales», que combinado con una crisis financiera de gran intensidad, presagia un período prolongado de números rojos, a la vez que una lenta recuperación. Mantiene el agotamiento de la política monetaria, que por sí misma no podrá frenar la recesión. Por eso justifica los programas de estímulos fiscales, siempre y cuando se retorne a la senda del equilibrio presupuestario a medio plazo, evitando en cualquier caso rebasar el endeudamiento en el 60% del PIB. El Banco de España ha criticado las políticas de gasto del Gobierno, advirtiendo que se ha excedido de los límites para gastar más. Estoy absolutamente de acuerdo con el diagnóstico del Gobernador del Banco de España. Pero la actitud del Gobernador no ha sido la deseable por no exteriorizar los síntomas de la crisis desde el primer momento.