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Lula gesticula ante Chávez durante un descanso de la cumbre. / REUTERS
MUNDO

Chávez le roba el liderazgo a Lula

El presidente brasileño, destinado a tener un papel estelar, se ha visto ensombrecido por la actividad dialogante del mandatario venezolano

M. L. DE GUEREÑO
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Los días previos a la V Cumbre de las Américas el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, parecía destinado a tener un actuación estelar en la reunión de los mandatarios del continente. El mismo secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, anunció que su papel sería de «mucha ayuda». Lo ha sido, pero Hugo Chávez le ha robado el protagonismo sin necesitar ninguna de sus frecuentes salidas de tono.

Habrá que recordar que Lula fue el primer líder latinoamericano en ser recibido en la Casa Blanca por Obama, quien dijo de él poco antes de la cumbre del G-20 que era «el político más popular de la Tierra». «This is the guy!» (Este es el hombre) y «¡I love this guy!» (Amo a este tipo).

Pero también fue seleccionado por el presidente cubano, Raúl Castro, quien envió a su canciller hasta Brasilia en lugar de a Caracas para defender los intereses del Gobierno comunista en la cumbre. Y Lula no le defraudó: pidió en su discurso el levantamiento del embargo «sin condiciones».

No es casualidad que el ex líder sindicalista fuera el elegido de ambos. Representa al país más poderoso, junto con México, al sur del río Bravo y, con un discurso moderado y nada exaltado, mantiene excelentes relaciones tanto con Washington como con La Habana. Parecía el eslabón perfecto para mediar en el enfrentamiento tan viejo como la guerra fría.

La víspera del encuentro multilateral de Trinidad y Tobago, le llamó a Obama por teléfono y conversaron durante 15 minutos sobre sus respectivos discursos. Ya en Puerto España, Lula le propuso durante el encuentro con los gobernantes del Unasur que enviara a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, lo antes posible a Venezuela y Bolivia, las dos naciones que más fustigan a EE UU.

Flechazo

Sin embargo, la sencillez del inquilino de la Casa Blanca, que buscó a Chávez y a Evo Morales para saludarlos, ablandó al líder bolivariano. Luego hubo regalos, sonrisas y declaraciones conciliadoras. Pero además Chávez tomó decisiones políticas concretas al anunciar el envío de un embajador -el anterior fue retirado en el 2008- a Washington. El Departamento de Estado respondió de inmediato que «trabajará» para que el estadounidense vuelva a Caracas.

Después de ese apretón de manos, Obama dejó de ser el «pobre ignorante» cómo le llamó el presidente venezolano recientemente. Según dijeron diversas fuentes a la prensa en la Cumbre hubo flechazo entre ambos. «Se cayeron bien, definitivamente. Esto puede ser el inicio de algo diferente».

«Norteamérica se está sudamericanizando en sus cambios. Un negro presidente de Estados Unidos. Tiene que agradecérselo a Evo Morales, un indio presidente, a Lula, un obrero presidente», bromeó Chávez.

Luego insistió en que era bueno que EE UU «aprenda a oír. El espíritu de esta cumbre es que nadie venga a imponer nada a nadie. Que nadie pretenda que seamos patio trasero ni colonia de nadie». Ofreció también mediar para acercar a La Habana y Washington. Aunque los funcionarios norteamericanos desconfían de su sinceridad. Pero siempre contarán con Lula asumiendo de nuevo el papel de «bombero», como dijeron diplomáticos al diario O Globo.