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Deriba Merga celebra su triunfo en Boston ./ Reuters
atletismo

Victoria del etíope Merga y la keniana Kosgei

El primero venció con comodidad tras marcharse en solitario mientras que la segunda lo hizo tras un espectacular sprint final

AGENCIAS
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El etíope Deriba Merga y la keniana Salina Kosgei frustraron el sueño que tenían depositado en la 113 edición del maratón de Boston, el más viejo del mundo, Robert Kipkoech Cheruiyot y Dire Tune, quienes no pudieron revalidar sus victorias. Merga frustró la espectacular racha de Robert Kipkoech Cheruiyot, quien buscaba su cuarto triunfo seguido y el quinto en el global. El keniano había ganado esta prueba en 2003 y en los tres años anteriores, pero no pudo con uno de los herederos de Haile Gebrselassie, su mentor.

Nacido en Nekemt hace 28 años, Merga hizo una carrera muy inteligente. Apenas se mostró en el grupo en la primera mitad del recorrido, cómodo con el ritmo impuesto por el estadounidense Ryan Hall y los demás favoritos, y dio el cambio para sentenciar en el momento adecuado. Aprovechó la inercia de un tirón que habían dado los kenianos Stephen Kiogora y Timothy Cherigat para destrozar el grupo cabecero junto a su compatriota Solomon Molla, ataque al que solamente respondió inicialmente otro keniano, Daniel Rono.

Merga conversó con Molla, quien no parecía encontrarse muy bien, y no tardó en emprender su 'cabalgada' hacia la línea de meta en solitario mientras por detrás Rono cimentaba la segunda plaza y el estadounidense Hall, que partía con la mejor marca (2h06:17 en su quinta plaza en Londres), se hacía con la tercera. Cuarto en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde acusó el calor y la humedad para perder el podio en la misma pista del Nido de Pájaro, y sexto en Londres el pasado año, Merga se coronó en la mítica línea de meta de Boston con un crono de 2h08:42 tres años después de haberse retirado en esta prueba. Hizo una carrera perfecta, la soñada, todo lo contrario que Cheruiyot, que se desmoronó por completo y no pudo luchar por batir el récord de triunfos seguidos en Boston, ya que el absoluto lo tiene el legendario Clarence Demar, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de París 1924, con siete.

Emoción hasta el final

La prueba femenina fue completamente distinta, puesto que se decidió en los últimos metros y al final registró la llegada más apretada de la historia, con tan solo un segundo de diferencia entre Kosgei y Tune, quien el año pasado había ganado por dos. Fue una carrera muy táctica, en la que el grupo de favoritos marchó junto durante buena parte de los 42 kilómetros hasta que la estadounidense Kara Goucher optó por incrementar el ritmo y aliviar el número de aspirantes. El cambio sostenido de Goucher hizo daño a la mayoría de las corredoras de cabeza y se quedó con Kosgei y Tune para jugarse en los últimos kilómetros el triunfo. La norteamericana pagó caro su esfuerzo y no pudo responder al postrero ataque de las africanas, que se jugaron el triunfo en un espectacular esprint en el que se pasaron varias veces.

Kosgei sabía de la fortaleza de Tune en la llegada tras el final del pasado año, pero no se rindió y con un último increíble esfuerzo consiguió cruzar primera la línea de meta con un tiempo de 2h32:15, un segundo inferior a la etíope, que, exhausta, cayó al suelo y precisó la rápida asistencia de los servicios médicos. La keniana, empleada de prisiones de 32 años, fue décima en Pekín y cuarta en Londres en 2007 y 2008 y en Nueva York 2005, y por fin encuentra el gran premio de un triunfo en un gran maratón, aunque los próximos retos pasan por Berlín, donde logró en 2006 su mejor marca (2h23:22). Goucher, tercera en Nueva York 2007 y medallista de bronce, ese mismo año, en 10.000 metros en los Mundiales de Osaka, firmó esa misma plaza con un tiempo de 2h32:25, en tanto que la etíope Bezunesh Bekele fue cuarta ya casi a un minuto de la ganadora.