ORIGINALIDAD. La libertad en cuanto a la indumentaria es total, como este grupo de soldaditos de juguete. / J. FERNÁNDEZ
Sociedad

El paraíso de los 'frikis' invade Ifeca

El Salón Manga acogió ayer una marea de aficionados, deseosos de lucir disfraz y convertirse en japoneses por un día

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Las colas casi rodean el Palacio de Congresos desde primera hora de la mañana. El espectáculo ya se adivina en las taquillas y los alrededores de Ifeca, pues parecen multiplicarse por doquier y resulta imposible que su estética pase desapercibida. Son los miles y miles de frikis, como ellos se autodenominan con orgullo, que pueblan estos días Jerez con motivo de la décima edición del Salón Manga. Una vez franqueada la puerta del recinto, el panorama es asombroso ante la cantidad de disfraces que invaden el edificio, en el que no cabe un alfiler y donde el olor a ramen (fideos con verduras o salsas variadas, para los profanos en la materia) caracteriza cada rincón y cada espacio.

Lo primero con lo que uno se topa al entrar en Ifeca es con un stand de la organización donde en un par de minutos el asistente puede hacerse con toda la información que requiera. Unos simpáticos jóvenes atienden con gusto al público, por supuesto perfectamente ataviados para la ocasión, y detallan la cantidad de actividades de las que pueden disfrutar los amantes de la cultura japonesa en general, y más concretamente del Manga y el Anime (el primero de ellos centrado en los cómics, y el segundo en las series de animación).

De aquí parte precisamente el gusto de los aficionados por el disfraz, ya que los personajes tanto de la ficción como de la historia japonesa son los que inspiran su caracterización. Por ello, no es raro encontrarse con espadachines de la época más antigua, ninjas y geishas, compartiendo diversión y afinidades con Gokus, protagonistas de videojuegos como Final Fantasy y de series veneradas por los amantes de esta cultura como Soul Eater o Death Note.

Además de pasear sus disfraces y complementos llamativos y repletos de originalidad, los asistentes aprovechan todo el máximo de tiempo posible para adquirir productos importados que son difíciles de encontrar por estos lares el resto del año, por lo que las tiendas con todo tipo de ropa, utensilios y juegos japoneses se han convertido en algo imprescindible en todo Salón Manga que se precie. Tras la compra, los aficionados pueden optar por diversas actividades como karaoke, juegos de rol o torneos de munchkin (partida de cartas), además de disfrutar de competiciones de sumo o apostar por el aprendizaje con talleres avanzados del idioma nipón.

Gastronomía oriental

Todo un universo de posibilidades que se completa con la oferta gastronómica, como no podía ser de otra manera. Aparte de los puestos de golosinas típicas del país, como aceitunas caramelizadas, galletas de arroz y gelatina, los japoneses ficticios hacen cola para probar el tradicional ramen y el shusi, en un pequeño escenario en el que ni un solo detalle escapa a la impronta de lo oriental.

Que este tipo de culto pega con fuerza en los últimos años es un hecho, y no es casualidad que las previsiones apunten a que durante el fin de semana unas 30.000 personas se paseen por las instalaciones de Ifeca. Lo que buscan o lo que les atrae de esto que algunos consideran una simple moda puede variar, aunque suele haber un denominador común a todos ellos: el gusto por el cosplay (juego de disfraces) y por una corriente que no impone reglas y sólo exige a quien la sigue las ganas de evasión y de pasar un buen rato.

Como algunos afirman, todas las posibilidades lúdicas del Manga y el Anime les atraen hasta tal punto que no pueden escapar de ellas, en lo que definen como el mejor de los «vicios sanos».

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