Retos gallegos
Actualizado: GuardarLa toma de posesión como quinto presidente de la Xunta de Galicia constituyó para Alberto Núñez Feijoo la oportunidad idónea de subrayar los pilares sobre los que pretende construir su gestión de gobierno en una legislatura que nace lastrada por la crisis económica y que azota tanto a la comunidad como al conjunto de España. La predisposición al diálogo con el resto de las fuerzas políticas y en especial con la Administración central renunciando a la tentación de cohesionar a la población sobre la confrontación con el centro confirman el perfil de un dirigente que puede encarnar la renovación y el futuro del Partido Popular. Y deberá apelara a todo su talento para afrontar el reto de recuperar los consensos perdidos en la etapa del Gobierno Bipartito y culminar la tarea de modernizar la comunidad en una coyuntura poco propicia para conseguirlo. Pero Núñez Feijoo que ayer se comprometió con la pervivencia del gallego como principal seña de identidad de Galicia no puede olvidar que la guerra lingüística fue uno de los mayores errores de la Xunta gallega con sus política de inmersión impositiva a espaldas de una sociedad que en un 67% habla de ordinario su idioma sin ningún conflicto. Pero junto al obligado rescate de los consensos en materia de símbolos identitarios el nuevo presidente afronta la tarea de desterrar las prácticas clientelares que el gobierno anterior no erradicó y utilizar el potencial de las instituciones para movilizar a la sociedad. Si tiene éxito en esta gestión, será más viable lograr el doble objetivo de contener el avance del paro provocado por la crisis y enfrentar la modernización de una comunidad. Feijóo deberá tomar buena nota de los errores de sus antecesores asumir que posee la oportunidad histórica de modernizar y cohesionar Galicia internamente.