TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

El buen rollo de ZP con Pizarro

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Pasados los tiempos de las navajas triperas, todos somos Zapatero. O Zapateristas. Lo dijo Luis Pizarro, vicesecretario general del PSOE de Andalucía, el pasado martes, cuando iba camino de Madrid a la reunión de parlamentarios, diputados y senadores del PSOE que ZP había convocado en La Moncloa. Entrevistado por Ton Martín Benítez, en Canal Sur Radio, Pizarro rehusó formular comentarios sobre su posible nombramiento como consejero en el gabinete que presidirá José Antonio Griñán. Todo un síntoma de que aguarda dicho nombramiento: posiblemente herede la consejería de Gobernación que, en su día, tituló su paisano, amigo y protegido Alfonso Perales, sobre cuya figura se proyecta la edición de un nuevo libro.

Debe ser cierto lo del zapaterismo unido jamás será vencido porque al termino del encuentro, fue el propio Zapatero quien se acercó a Pizarro para felicitarle por como había llevado el PSOE andaluz, el tránsito presidencial de estos días de máxima incertidumbre en los despachos sevillanos.

A primera vista, parece que los socialistas han fumado internamente la pipa de la paz y que todos se aprestan a secundar al jefe en su propósito de «acelerar al máximo» todas las medidas para intentar contener la escalada del paro, en vísperas de que se inicie la campaña de las elecciones europeas con una previsión del 70% de abstención y una distancia electoral en la que, según algunos sondeos, el PP aventaja ya al PSOE en cuatro puntos.

En ese encuentro en el Congreso, Zapatero no sólo se refirió al Plan E, sino que también confirmó que está dispuesto a acabar con la sequía legislativa. Al margen de la nueva Ley de Libertad Religiosa y de la Ley de la Ciencia y la Ley Audiovisual, el presidente confirmó la tramitación de la nueva Ley del Aborto y, en breve, la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación que, al igual que la anterior, también tramita la gaditana Bibiana Aido, que empieza a ser plusmarquista en este tipo de proyectos legislativos y que hoy participará en Chiclana en un acto de su partido.

No ha sido el único rostro visible del poder socialista en acercarse a la provincia esta semana. El viernes, lo hizo Gaspar Zarrías, presidente en funciones de la Junta de Andalucía, que durante un acto celebrado en la Asociación de la Prensa de Cádiz se refirió a su presidencia del Consorcio del Bicentenario de la Constitución de 1812: al calor de sus palabras, todos los indicios apuntan a que él está dispuesto a seguir ocupando dicho cargo, aunque haya mudado su domicilio fiscal y político a Madrid, con un cargo en apariencia de menor relevancia que la consejería de Presidencia y la vicepresidencia de la Junta de Andalucía que venía ostentando hasta el momento. En la capital de Andalucía, con todo, ya se ha celebrado alguna que otra reunión en la que los socialistas han discutido la idoneidad o no de que Zarrías siga al frente de dicha responsabilidad.

También el pasado jueves, se hacía presente en San Fernando Jesús Caldera, presidente del Club Ideas del PSOE, que intervino en un acto con militantes socialistas, celebrado en el Hotel Bahía Sur, en La Isla. ¿Qué se hizo de aquellos alegres días de Nueva Vía, la corriente interna que usó Rodríguez Zapatero para hacerse con la secretaría general durante aquel célebre XXXV Congreso del año 2000? De entre los promotores de esa corriente reformadora del PSOE que quedó disuelta al conseguir su propósito, hay quienes siguen en la pomada como José Blanco, Trinidad Jiménez -en cuyo apartamento madrileño se fraguó el asalto a Ferraz un 4 de abril de 2000- o Juan Fernando López Aguilar, que encabezará la lista del PSOE a las europeas, en una lista que incluye a dos cuneras gaditanas: Magdalena Álvarez y Carmen Romero. Pero hay otros y otras, en absoluto fuera de juego, como el propio Caldera, o Jordi Sevilla, que fuera ministro de Administraciones Públicas antes de que lo sustituyera la emergente Elena Salgado. También en esta provincia pudiera haber damnificados de esa misma corriente, finalmente preterida en todas las porras gubernamentales.

Visto lo visto, Zapatero parece primar a sus adversarios internos antes que a los aliados que le mostraron fidelidad desde la primera hora. Luis Pizarro y Manuel Chaves se hicieron zapateristas en segunda convocatoria: como bien es sabido, el voto de la delegación andaluza en el congreso de hace nueve años llevaba mayoritariamente el nombre de José Bono. Las buenas vibraciones que ahora les unen recuerdan sobre manera a la parábola del hijo pródigo.