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Suspensos de hoy, paro de mañana
Recortar el fracaso y el abandono escolar es el reto del futuro presidente andaluz, que ha incluido la educación entre sus prioridades
Actualizado: GuardarSu preparación hace aguas cuando llegan a la educación superior. Los profesores de las ingenierías de Informática y Telecomunicaciones de la Universidad de Málaga tienen que enseñar a los futuros licenciados conceptos básicos de cálculo y en la facultad de Derecho ponen en marcha talleres de redacción porque los docentes aprecian que el lenguaje no se usa de forma concisa. Es el curriculum medio de los estudiantes andaluces que llegan a iniciar la última etapa de una formación que ponen en cuarentena padres, profesores, ciudadanos, instituciones y organismos.
Los informes PISA sitúan de manera constante el conocimiento y la aptitud de los alumnos andaluces por debajo de la media española. Otro, que no el último, dato para el rubor tiene que ver con el abandono prematuro de los estudios. Según ha advertido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el 37,1% de los jóvenes andaluces deja los pupitres después de la ESO, un porcentaje superior a la media española (31%) y muy por encima de la europea (15,3%).
Estas son algunas de las estadísticas que encontrará sobre la mesa José Antonio Griñán, a quien le toca emprender una ardua tarea para situar a la educación, tal y como prometió el pasado lunes, como eje del impulso económico que requiere la Comunidad. El que será nuevo presidente autonómico quiere poner cura a la inadecuada formación de los aspirantes a lograr un trabajo. El análisis también se detiene en los pobres resultados del informe PISA 2006, que califica de «preocupantes» por el elevado porcentaje de alumnos con bajo rendimiento en matemáticas y ciencias, pero sobre todo en comprensión lectora.
En qué he fallado
«Si suspendes a un alumno tienes problemas, la Delegación va a por ti porque tienes un índice de suspensos muy alto, el inspector quiere ver en qué fallas. Si a un alumno sólo le quedan las matemáticas, me planteo en qué he fallado, pero si a ese alumno le quedan siete, ya es cuestión de que se plantee en qué ha fallado él», argumenta este profesor testigo directo en sus 22 años de experiencia de multitud de deserciones de clase. «Ellos ven que su padre no ha estudiado nada y que desde los 16 años está de albañil y que gana más que tú, entonces para qué se van a esforzar», se pregunta. Si la mala coyuntura económica será o no un acicate para motivar al alumnado y si en la misma dirección actúa el cambio de rumbo comprometido por Griñán, que vendría a sumarse a las medidas ex profeso puestas en marcha por la Consejería para luchar contra el fracaso, es algo que todavía está por ver. «Antiguamente el profesor llevaba razón. Le decías a un padre tu hijo ha hecho esto y lo otro e iba el padre y regañaba al hijo. Ahora tu tienes que demostrarle al padre que ha hecho lo que tú dices. Lo temible ya no son los alumnos, lo temible son los padres», espeta Navas.