Prueba de fuego para tres novilleros con próxima alternativa
Pepe Moral, Miguel Ángel Delgado y Miguel Tendero cumplieron con oficio y corazón en la Segunda de Abono de la Feria de Abril
| SEVILLA Actualizado: GuardarSeis novillos de Cuadri. El quinto, sobrero. Todos en tipo, con el cuajo propio de la casa. El primero, hondo y bravo, tuvo fondo y calidad. Se empleó bien el segundo. De serio carácter pero desigual conducta los demás.
Pepe Moral, de blanco y oro, vuelta al ruedo y silencio. Miguel Ángel Delgado, de verde manzana y oro, saludos y silencio tras un aviso. Miguel Tendero, de carmesí y oro, silencio y palmas. Se hizo raro ver en Sevilla una novillada de los Cuadri y no su clásica corrida de todos los años. Raro y curioso, porque, con sólo un año o año y medio menos, la novillada fue casi calco de la corrida habitual. En las formas: el cuajo propio de la ganadería, su siempre soberbia estampa honda. En el fondo: ese punto tardo tan singular en Cuadri pero una impetuosa manera de venirse al hacerlo.
Según costumbre también, saltó un ejemplar de excelente nota. Fue el primero de los seis. Ligeramente ensillado, parecía encampanado pero descolgó en serio, y repitió en viajes humillados. Una profunda manera de embestir y pelear.
Salieron de distinta manera los otros cinco, o seis, porque hubo, de quinto bis, un imponente sobrero no tan en tipo como los hermanos. Tal vez roto en un segundo puyazo duro y trasero, el segundo, codicioso, tuvo son bueno. Víctima de un terrible puyazo disciplinario, el tercero se apalancó antes de tiempo, como si se agarrara al piso. El cuarto, resentido de un volatín de los de enterrar pitones, embistió a veces a trompicones o rebrincado. Con más codicia que potencia y, si no iba enganchado, punteaba, Acalambrado, el quinto fue devuelto no se sabe si por eso o por venirse de salida cruzado dos veces como si tuviera un problema de visión. El sobrero, alto de agujas, flacote y algo carivaco, fue torote corretón. Con ganas de irse, pegó algún arreón. El sexto, de buena nota en el caballo, tomó el engaño con la densidad propia del toro de Cuadri. Sin romper del todo. Sin resistirse no negarse.
Por todo eso, y porque incluso los gachos o acapachados tuvieron en la cara la misma seriedad del porte propio, no fue novillada para andar jugando, sino todo lo contrario. Prueba de calado para los tres de terna. Los tres, con alternativas anunciadas para esta misma primavera, se despedían como novilleros de Sevilla. Los tres pasaron la prueba con suficiencia. Con mucho oficio, de torero más que rodado, Pepe Moral, que es de Los Palacios, cerca de Utrera, ha dado más de una vuelta a España y ha terminado por volver a casa como hijo pródigo. Puesto, suelto, seguro, resistió sin temblar la embestida segura pero turbulenta del excelente primero. Con gusto, valor, torería y firmeza el ecijano Miguel Ángel Delgado, que tiene empaque natural. Una tanda con la zurda, despaciosa y embraguetada, fue, con el segundo de la tarde, la cumbre de una corrida larguísima, de más de dos horas y media. El albaceteño Miguel Tendero dejó clara su ambición. Su seriedad, su encaje. Fue conmovedor verlo ajustarse con el sexto de la tarde y noche, ya bajo la lluvia, y tirar del toro a pulso, y torear para dentro. Ese fue el detalle de su ambición. Delgado hizo con el sobrero la tauromaquia del arrimón. Tendero le consintió mucho al tercero. Moral pecó de torear al hilo con el cuarto. No siempre ese recurso sirve. Serio espectáculo, por tanto.