Llevarse mal
Actualizado:Incluso quienes tienen la suerte de no estar inscritos en la olimpiada política saben que los mejores enemigos, los más tenaces y desinteresados, se reclutan entre los correligionarios. De ahí la vigencia de la célebre frase «cuerpo a tierra, que vienen los nuestros». Ahora quizá no siempre puede cumplirse, ya que la crisis arrastra a todos y no queda nadie de pie. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que cada día tiene más trabajo, ha acusado al Gobernador del Banco de España, que cada día tiene menos dinero, de «jugar con la tranquilidad de los pensionistas». Miguel Ángel Fernández Ordóñez advirtió del riesgo de déficit en la Seguridad Social, pero no es traidor el que avisa. Tampoco es cierto eso de la tranquilidad de los pensionistas: hace mucho tiempo que los jubilados están intranquilos. Algunos se han puesto tan nerviosos que cuando juegan a la petanca se lesionan al echarse la bola encima.
Lo que más se lleva ahora es llevarse mal. Al fiscal del Estado, Conde-Pumpido, se le ha ocurrido arremeter contra la Policía. En su opinión sólo obedece al infatigable juez Garzón en la lucha contra el no menos infatigable terrorismo. Por otra parte, tampoco los terroristas parece que estén de acuerdo y advierten a la dirección de ETA que va perdiendo la partida. Hay reclusos que desean pagar las fianzas y otros que prefieren que las víctimas sigan pagando los entierros. Mientras, anticorrupción insiste en que no ve indicios de delito contra Bárcenas y Galeote, que se han hecho tan famosos como Mortadelo y Filemón, o bien como Camps y Costa. El caso es que para ver a alguien contento hay que pedirle que busque en el álbum familiar una foto de antes de la crisis. Cuando todos nos creíamos que éramos ricos y nos llevábamos bien.