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Estados Unidos deja impunes las torturas de la era Bush con los presos de Guantánamo

MERCEDES GALLEGO
| CORRESPONSAL. NUEVA YORKActualizado:

¿Cómo se mide la conciencia de alguien? Las de George W. Bush, Dick Cheney, Alberto González y todos sus acólitos que autorizaron el uso de torturas debe ser impenetrable. Todas las «técnicas de interrogatorio» que burlaban la definición legal y no lograban sacudir las conciencias recibían luz verde.

El Gobierno Obama no les llevará a los tribunales, decidido a enterrar lo que llama «un doloroso y oscuro capítulo de nuestra historia», pero accedió a hacer públicos memorandos secretos que permiten comparar sus estándares de conciencia al del resto de la humanidad. Esposar a alguien con grilletes para obligarle a estar de pie sin dormir hasta once días seguidos. Encerrarle en espacios claustrofóbicos sin moverse e introducir insectos a los que tenga fobia. Inducirle la sensación de ahogarse vertiendo agua sobre la boca y la nariz, con la cara tapada. Son algunos de los métodos que los interrogadores consultaron previamente con la Casa Blanca y el Departamento de Justicia para asegurarse de que estaban permitidos.

En los cuatro memorandos secretos los subordinados de Bush, cuyo objetivo era que las medidas «no sacudieran las conciencias», decidieron que ninguna de esas tácticas era tortura. Y es que «cualquier dolor asociado con la fatiga muscular no tiene la intensidad suficiente como para suponer dolor físico severo o sufrimiento», que es lo que demanda el estatuto de la Convención de la ONU, «aunque se pueda decir que es difícil de soportar».