El crimen del siglo
El funambulista Philippe Petit caminó en 1974 entre las Torres Gemelas. El oscarizado documental 'Man on Wire' recoge su proeza
Actualizado:Fueron 45 minutos, ocho paseos de lado a lado por un espacio que ya no existe. El 7 de agosto de 1974 Philippe Petit cometió el crimen artístico del siglo. Caminó sin red ni arnés de seguridad sobre un cable tendido de manera ilegal entre las Torres Gemelas. Fue arrestado por allanamiento y desorden público. El informe policial especificaba el motivo de la denuncia: «Man on Wire», hombre sobre un alambre. El título de un documental ganador del Oscar que, 35 años después, reconstruye su hazaña.
La sombra del 11-S planea sobre este filme dirigido por James Marsh, que en ningún momento menciona los atentados. De hecho, las imágenes de archivo iniciales muestran la construcción del World Trade Center. Petit, que por entonces contaba 23 años, soñaba con desafiar la lógica y danzar en estado de éxtasis sobre el abismo.
En París había sido expulsado de todas las escuelas y le habían arrestado más de quinientas veces por carterista. Era un maestro en el ajedrez que hablaba cinco idiomas. Había sido mozo de espadas de toreros franceses. Pasear entre los campanarios de Notre Dame y cruzar los pilares del puente sobre la bahía de Sydney le sabían a poco. Un día, en la consulta del dentista leyó un artículo sobre las Torres Gemelas. Con un lápiz trazó una línea entre las azoteas. «Un cable, pero sin nadie cruzando por él».
Man on Wire desgrana la aventura de Petit y sus cómplices. Vestidos como operarios y hombres de negocios, tardaron ocho meses en llevar a cabo su plan. Había que introducir en uno de los edificios más vigilados de Manhattan un cable de acero de 60 metros y 200 kilos de peso, lanzarlo hasta el otro tejado, anclarlo y tensarlo para compensar los vientos y el vaivén de los propios rascacielos.
Matar con una revista
Fue el crimen artístico del siglo, como se conoció en la época, y eclipsó esa semana en los medios el escándalo Watergate. La policía abortó la filmación, sólo existen fotografías y los testimonios de los miles de atónitos paseantes que paralizaron las calles para mirar a las alturas. Los cargos de Petit fueron sobreseídos a condición de que hiciera un número de malabarismos para niños en Central Park. Jamás ha sabido responder por qué lo hizo. Tiene casi 60 años, vive al norte de Nueva York y se niega a hablar del 11-S porque en su corazón «las Torres siguen vivas». Continúa escuchando el viento a 400 metros de altura. Y no ha renunciado a cruzar el Cañón del Colorado.