Leyes verdaderas y falsas sharias
Actualizado:Al Maghraoui, un teólogo radical, emitió a principios de septiembre pasado una fatua (edicto islámico) en Marruecos, en la que «legaliza» la unión entre una niña de nueve años y un hombre adulto. «Nos han contado, y hemos constatado, que las niñas de esa edad dan mejores prestaciones que las mujeres adultas», afirma este individuo. «En consecuencia están tan capacitadas para contraer matrimonio como las jóvenes de 20 años». Son las declaraciones pedófilas de un conocido profesor universitario salafista autor de algunos libros de teología, que colocó la fatua en la página web de su asociación. Hechos consumados como éstos suceden en varios países islámicos y por desgracia se relacionan con prácticas islámicas lejos de la realidad. La Fiscalía en Marruecos actuó de oficio ante un edicto que aboga por incumplir la ley de la Mudawana (el Código de Familia) y el Consejo Superior de Ulemas denunció que sólo sus miembros están colectivamente habilitados para pronunciar una fatua. Además, desde los tiempos del Profeta la realidad social ha cambiado. La nueva Mudawana marroquí, que entró en vigor en 2004, estipula que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años y dificulta mucho la obtención de derogaciones, pero su aplicación se enfrenta a veces a muchas trabas en una sociedad marroquí, hoy por hoy marcada por un creciente conservadurismo. El suceso de Cádiz no causó el mismo escándalo en la opinión pública marroquí, ni tampoco resultó ofensivo hacia los derechos de la infancia y de la mujer. Lo peor en estas circunstancias es que el imán de la principal mezquita de Nuakchot lanzó un llamamiento a las autoridades españoles para que sean comprensivas con una familia que no ha hecho más que aplicar la sharia, la ley islámica.
Y para que no se den casos como los de la niña mauritana de Puerto Real, que fue obligada por sus progenitores a casarse y mantener relaciones sexuales, la población inmigrante marroquí y musulmana debería atenerse al nuevo Código de Familia o Mudawana y no prestarse a la sharia de falsos teólogos que se amparan en el ejemplo del profeta Mahoma. Aicha, tenía sólo seis años cuando se convirtió en su prometida aunque no se casó con ella hasta que cumplió los nueve. Hoy en día la realidad social ha cambiado y nadie debe ampararse en costumbres anticuadas o de índole tribal que atenten contra los derechos humanos.
El artículo 19 del nuevo Código afirma que: «la capacidad matrimonial se adquirirá, por lo que se refiere al hombre y a la mujer que gocen de plenas facultades mentales, a los dieciocho años gregorianos cumplidos». El número 20 añade que «el juez de familia podrá autorizar el matrimonio del menor antes de la edad de capacidad matrimonial, mediante decisión razonada especificando el interés y los motivos que justifiquen el matrimonio. Habrá tomado declaración previamente a los padres o a su representante legal. Asimismo, habrá dispuesto que se proceda a un peritaje médico o a una investigación social. La decisión del juez por la que se autorice el matrimonio de un menor no podrá ser objeto de recurso alguno». Estas leyes están en perfecta armonía con la Shari'a original (ordenamiento jurídico). De ahí el calificativo distintivo de «Shari'a al-islamiya». En este contexto se halla el cuerpo de leyes islámicas y el rito malikí que es una de las escuelas del Islam seguida tradicionalmente en Marruecos. En Mauritania impera un Islam ortodoxo sunní, de rito malikí, como en Marruecos, impregnado de una fuerte espiritualidad sufí, que le confiere un carácter más bien tolerante, basado en la interiorización de la relación con la divinidad. Esta confesionalidad ha contribuido hasta ahora a que el islamismo como movimiento político no haya tenido excesiva relevancia en este país.