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ESCOMBROS. Las máquinas comenzaron a demoler el local hacia las diez de la mañana en la playa de las Tres Piedras. / CRISTÓBAL
Ciudadanos

Costas derriba un bar ilegal que llevaba 42 años en la playa de Chipiona

La Demarcación ya cuenta con un estudio para recuperar la zona

E. MARTOS
| CÁDIZActualizado:

Las máquinas de demolición llegaron un mes antes de la fecha prevista -12 de mayo- al conocido Bar Eduardo de la playa de las Tres Piedras de Chipiona. La Demarcación de Costas tiró ayer este establecimientos construido en 1967. Desde entonces, Eduardo Cebrián, el propietario, había vivido del negocio que ahora ha tenido que trasladar 30 metros más atrás. Los operarios comenzaron a trabajar poco antes de las diez de la mañana, una tarea que se retrasó por la desinstalación del techo, que contenía amianto.

Juan Manuel Abarca, jefe de Dominio Público de la Demarcación, explicó ayer que el establecimiento había sido declarado ilegal desde el año 88, cuando se aprobó la primera Ley de Costas. «Ya en los noventa retiramos muchas instalaciones de este tipo y las reubicamos en otras zonas, pero en el caso del Bar Eduardo se nos presentaban muchos problemas porque es muy grande», precisó.

Con este derribo se culmina un expediente resuelto el 14 de noviembre de 2007, al carecer el interesado de título que le habilitada para ocupar el dominio público, según establece la normativa. No obstante, Costas ha esperado hasta que el propietario ha terminado su nuevo restaurante playero, esta vez fuera de la arena. El solar en el que estaba el Bar Eduardo ya cuenta con un proyecto de recuperación y ya se han iniciado los estudios para la restauración de la zona de aparcamiento que se encuentra cerca de este lugar.

Respecto a la polémica sobre los chiringuitos, Abarca dejó claro que «sólo se cumple con la ley». De la misma forma, recalcó que «estos negocios son necesarios, porque dan un servicio, pero no son imprescindibles». El jefe de servicio de la Demarcación aseguró que cuentan con más expedientes para retirar de la playa establecimientos parecidos, especialmente en Sanlúcar, San Roque y Chipiona. «Los chiringuitos deben ser desmontables, porque ningún particular puede ocupar durante cinco o seis meses un suelo público sin que le dé uso», explicó.

La patronal andaluza celebró ayer una reunión para analizar la suspensión de la renovación de las licencias de los chiringuitos de playas y el proceso abierto con el Ministerio de Medio Ambiente. Los representantes empresariales han subrayado los efectos negativos que la no renovación de licencias puede producir en los ingresos, sobre todo en momentos de crisis.