La moraleja de Bambi

A los que confunden seriedad con eficacia, solemnidad con exigencia, aridez con talento y agresividad con rectitud, hay que recomendarles un libro. No es un manual psicológico, ni una guía para el desarrollo personal, ni un tratado religioso, sino la crónica reportajeada de un partido de rugby. ¿Cómo? ¿La crónica de un partido de rubgy? Sí. Exactamente. Aunque no le gusten los deportes. Aunque no entiendan, como la mayoría de los mortales, qué gracia tiene ver a un montón de forzudos arrearse por separado, achucharse en grupo y después correr detrás de un balón con forma de pepino.

Se trata de El factor humano, un ensayo ágil, casi novelado, en el que el periodista John Carlin (a punto ha estado de visitar Cádiz) disecciona un milagro: la capacidad innata de Mandela para seducir al oponente y su tenaz deliberación de utilizar el mundial de rugby de 1995 para sellar la paz y cambiar el curso de la historia. La final de aquel campeonato culminó con la victoria sudafricana en el último minuto, y fundió en un abrazo a negros y blancos.

Carlin expone, con un ejemplo radical y paradigmático, como el bambi africano, con un control exquisito de sus modales y el regalo medido de su sonrisa, consiguió más de lo que cualquier general duro habría soñado a base de puñetazos en la mesa. Descubrió y demostró que (tomen nota) «cuando a los seres humanos se les trata como a seres humanos, responden como seres humanos. Sin embargo, cuando se les trata como a perros...»