Zalduendo atenta contra la columna de Abril
| SEVILLAActualizado:El escenario se había pintado como el Teatro de los Sueños. No hay plaza como la Maestranza para sentir el toreo. No faltaba ni una pincelada de albero, inmaculado y terso como alfombra nueva a estrenar. Sobre ella dejó sus huellas la columna vertebral de Abril y el abono maestrante: Morante de la Puebla, El Cid y José María Manzanares. Sus pisadas las borró el viento de la tarde, y así desaparecieron las únicas huellas que recordaremos del Domingo de Resurrección de 2009.
Zalduendo vino a atentar contra la columna de Abril con una corrida fuera de tipo, fea, mansa y desbravada. Embistieron como eran, frenados de belleza y empuje. No remató un toro una embestida más allá de la segunda pierna. Ni el sexto que parecía más en la línea de la casa. A mí las corridas de Zalduendo me encantan en Olivenza y en León, y una que hace dos o tres años subió a plaza de primera, en Bilbao, que fue cumbre, la recuerdo como exclusivo placer en coso de rango mayor.
De los toreros, no sé qué decir, aparte de darles el pésame de la tristeza. Morante anduvo malamente con la espada, que emborronó un trincherazo de cartel y un cambio de mano con su aquél. Entonces la cosa se leyó como que el toro le había tapado la salida, pero Morante repitió el volapié periférico y desganado con el cuarto, que le duró un suspiro. Como suspiro barroco fueron dos verónicas y una media por el izquierdo, tan breve como la faena de muleta.
Quien resolvió de fenomenal manera con la espada fue José María Manzanares. Vaya dos cañonazos. Antes había estado queriendo y queriendo, y no hay peor amor que el no correspondido. O respondido con genio y tornillazos como el sexto. Y mire que Manzanares tocó y tocó (hasta exageradamente) para provocar. No hubo caso. Curro Javier, de su cuadrilla, lo bordó con los palos y en la brega. El Cid lo intentó en la distancia con el segundo, y se desesperó a base de echar hacia delante sobre las piernas (...) al quinto, que ya salió dando coces como los pollinos. Resolvió con la espada.