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La imagen de Obama inclinándose ante el rey saudí durante el G-20 ha causado indignación en EE UU. / AP
MUNDO

El islam abre los brazos a Obama

La mayor parte del mundo musulmán se congratula de que el líder de EE UU apueste por una colaboración más allá de la lucha antiterrorista

PAULA ROSAS
| RABATActualizado:

El discurso que el presidente estadounidense, Barack Obama, ofreció la semana pasada en el Parlamento turco ha sido acogido con fervor por la mayoría del mundo musulmán. Los elogios se han sucedido a lo largo de todo Oriente Próximo y el Magreb, incluso desde algunos de los más feroces críticos de la política norteamericana.

En la calle, en los medios de comunicación y en Internet, los musulmanes han aceptado con sinceridad la mano tendida por Obama al islam. Pero la mayoría advierte: tras las palabras bonitas deben llegar las acciones.

«Aún es demasiado pronto para juzgar a esta Administración, pero es un espléndido comienzo», escribe el 'bloguero' argelinoamericano 'The moor next door' (El moro de la puerta de al lado). Desde su bitácora, este analista hace notar, no obstante, que «es la hora de la acción, donde se pueden hacer las verdaderas evaluaciones».

Para algunos analistas, en los primeros gestos de Obama hacia el mundo islámico se vislumbra una sutileza que su antecesor, George W. Bush, nunca llegó a comprender. No importa que el ex presidente se dejara fotografiar paseando de la mano de dirigentes de la región o que compartiera con ellos algún 'iftar', la comida que rompe el ayuno en Ramadán. Bush nunca llegó a entender el primer punto del manual de los buenos modales de la cultura árabe: les gusta que les regalen los oídos.

Y Obama lo ha hecho desde el principio. Ha empezado elogiando a sus huéspedes y a todos aquellos con los que quiere hacer las paces en la región. La primera entrevista que concedió desde la Casa Blanca fue a un canal árabe, Al-Arabiya. El presidente tampoco olvidó la celebración del Año Nuevo persa para enviar un mensaje a Teherán en que le señalaba que «la gran civilización iraní» merece recobrar su sitio legítimo en la comunidad de naciones.

Obama ha prestado atención incluso a los pequeños gestos, que para algunos valen más que mil palabras. Su gran capital político le ha permitido concederse algunas licencias. El hecho de que besara la mano del monarca saudí Abdulá ben Abdelaziz durante la cumbre del G-20 en Londres, que ha enfurecido a algunos en EE UU, no ha pasado inadvertido para la población de ese rico país del golfo Pérsico, que se ha visto gratamente sorprendida. Tampoco se ha pasado por alto la decisión de visitar un país musulmán antes que Israel en su primera gira internacional.

«Nunca pensé que un presidente americano haría observaciones positivas sobre el islam, los musulmanes y los árabes», se sorprende el saudí Mohsin al Shaij al Hassan. Según este periodista televisivo, citado por el diario 'Saudi Gazette', los comentarios de Obama son un indicativo de que la diplomacia americana ha conseguido evolucionar de «lo peor del pasado».

Varias palabras mágicas del inquilino de la Casa Blanca en su discurso turco han calado hondo en el mundo musulmán y sobre todo en su percepción sobre las intenciones de EE UU. 'The arabist', un reputado 'blog' político egipcio, destaca que Obama abandona la idea de que las relaciones de Washington con el mundo musulmán se limiten a la lucha contra el terrorismo. «Éste es un gran paso», señala su autor, ya que la diplomacia de los últimos años estaba «profundamente equivocada al enmarcar la necesidad de compromiso (de EE UU con los países musulmanes) en el contexto de Al Qaida».

Un mensaje claro

La sutil elección de Turquía como escenario de su primer gran discurso dirigido a los musulmanes tampoco ha sido considerado como un acto del azar. El mandatario afroamericano ensalzó en sus palabras al país otomano por ser una democracia fuerte, vibrante y... secular. «Con Turquía como un socio modelo, Obama estaba enviando un claro mensaje a otros países de Oriente Próximo que están gobernados por regímenes teocráticos o autocráticos», apunta Ayman el Amir desde el semanario egipcio 'Al-Ahram Weekly'.

Para Tareq Masarwash, columnista del diario jordano 'Al-Rai', la elección de un país musulmán moderado como tribuna hacia el mundo árabe ha sido fundamental para su buena acogida: «Moderación es lo que necesitamos para confrontar el extremismo y la violencia que ha dominado a los musulmanes en las últimas tres décadas». Pero, a pesar de las buenas intenciones, muchos opinan que a Obama aún le queda mucho trabajo por hacer. Empezando por casa, donde una encuesta realizada por 'The Washington Post' y la cadena de televisión ABC resalta que el 48% de los estadounidenses tienen una opinión poco favorable del islam. También serán escudriñadas sus relaciones con Israel y si consigue, como a muchos árabes les gustaría ver, que el nuevo Gobierno de Benyamin Netanyahu apoye la creación de un Estado palestino.

Según el escritor egipcio Alaa al-Aswuany, muchos árabes recibieron con entusiasmo al nuevo presidente hasta que tuvo que pasar su primera gran prueba: Gaza. Su silencio se ve con escepticismo, pero muchos no pierden la esperanza. El camino será largo.