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Vista panorámica del Parlamento europeo, con sus más de 700 representantes de los 25 países de la UE. / AFP
ESPAÑA

Zapatero arriesga su crédito en las europeas tras el cambio de Gobierno

Los socialistas recurren a Obama como referente ideológico e identifican al PP con la doctrina Bush que gestó la crisis mundial

R. GORRIARÁN / P. DE LAS HERAS
| COLPISA. MADRIDActualizado:

El próximo horizonte electoral, las europeas del 7 de junio, amenazan con convertirse en una pesadilla para José Luis Rodríguez Zapatero. Si estos comicios ya revestían importancia como test para los socialistas tras el varapalo gallego del 1 de marzo, ahora adquieren una trascendencia mayor por el relevo ministerial del pasado martes. El Ejecutivo medirá en las urnas el respaldo a su gestión de la crisis, pero si es castigado no tendrá el recurso de la renovación de cargos para remontar el vuelo.

Una de las hipótesis que barajaban en el partido gubernamental era que Zapatero retuviera la reestructuración de su equipo hasta después de las europeas en previsión de que los resultados no fueran buenos. En caso de confirmarse ese escenario, la crisis gubernamental era un revulsivo de manual, que ahora ha quedado cegado y sin que las perspectivas electorales de los socialistas hayan experimentado una mejoría. Las encuestas divulgadas apuntan a una victoria del PP por, al menos, cuatro puntos de diferencia.

El partido gubernamental da por descontado que estos comicios van a ser un mal trago pues son convocatorias en las que los ciudadanos suelen dar un tirón de orejas al Ejecutivo con la tranquilidad de que no tiene un efecto político interno. No serán pocos los simpatizantes socialistas que nunca votarían a Mariano Rajoy para que gobierne y que, sin embargo, castigarán a Zapatero por su respuesta ante la crisis.

Lo que en condiciones normales sería una mala noticia, sin más, puede transformarse en un problema serio para el Gobierno. La pérdida de la Xunta de Galicia, apenas compensada para muchos socialistas por la histórica alternancia en Euskadi; el lento, pero constante, desgaste en las encuestas; y la creciente contestación social a la gestión económica constituyen un cóctel de difícil digestión y con consecuencias imprevisibles.

En La Moncloa descartan que Zapatero acabe la legislatura antes de tiempo por incapacidad y por falta de apoyos en el Parlamento, como pretenden populares y nacionalistas. Pero la inquietud empieza a ser palpable, vista la dificultad para sacar adelante iniciativas en la Cámara Baja. El PSOE se esfuerza en contextualizar las elecciones e insiste en que se eligen europarlamentarios y nada más. Los populares, en cambio, tratan de convertir estos comicios en un trasunto de generales en el que Zapatero debe pasar examen por su primer año de la legislatura. El PP, además, está crecido por su éxito en Galicia y el papel relevante en Euskadi, hitos que ni los casos de presunta corrupción de altos cargos del partido ni los de supuesto espionaje han conseguido aguar.

Presente y pasado

El equipo electoral del PSOE, que por primera vez capitanea la secretaria de Organización, Leire Pajín, trabaja en una campaña en clave europea y «muy ideologizada». El PP es el regreso al pasado, dicen los estrategas del partido gubernamental. Como prueba señalan que Jaime Mayor Oreja encabeza la candidatura y que se contará para animar los actos con José Maríaz Aznar y la 'vieja guardia'; lo que coloca la disyuntiva entre Aznar y Zapatero -e incluso entre Obama y Bush- y no entre Zapatero y Rajoy.

El jefe del Ejecutivo, que se implicará a fondo en la contienda, cree que tienen mucho que ganar si contrapone su mayor logro, la consecución de un puesto en el G-20, con el de su antecesor, la buena relación con Estados Unidos a cambio del apoyo a la guerra de Irak; entiende también que su sintonía con el nuevo líder mundial hará casi vergonzante la amistad escenificada en la foto de las Azores y que el hecho de que los demócratas computen como progresistas crea una corriente de opinión favorable a su tendencia política.

Hace tiempo que los socialistas pusieron en marcha una estrategia para identificar al PP con los responsables de la crisis económica que asola el planeta.Y ahora, con Juan Fernando López Aguilar al frente, están dispuestos a convertir la campaña en una cruzada antiliberal en la que asociarán los principios económicos de su principal adversario a los abusos financieros, los sueldos desorbitados de los directivos empresariales o los paraísos fiscales, para proclamar la hora de la socialdemocracia. «Explicaremos que lo que se decide en Europa sí importa», remarca el cabeza de lista del PSOE.

La efectividad de este esfuerzo didáctico choca con una realidad ineludible. Una de las claves para el resultado estará en la fidelidad y la movilización de los votantes, que no suele ser mucha. En las elecciones de 2004, votó el 45% del censo, la participación más baja en los últimos 30 años, y este índice no es previsible que cambie mucho, según los análisis de los estados mayores de los dos partidos. Un ex ministro socialista sostiene que en las europeas «sólo vota la hinchada más fiel, los irreductibles». Y en este terreno, el PP saca varios cuerpos al PSOE. Los estudios constatan que más de las tres cuartas partes de los votantes del partido opositor en las últimas generales será fiel el 7 de junio, mientras que poco más de la mitad del electorado socialista dice que actuará igual.