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LA ROTONDA

Diez pasos por delante

MANUEL A. CASTILLO
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El núcleo duro del PSOE y Zapatero han puesto patas arriba el partido en su particular y laica semana de pasión. Uno tiene la sensación de que los políticos van diez pasos por delante, como si tuvieran la diabólica habilidad de llegar siempre un poco más lejos que el resto de los mortales. Nadie podía imaginarse hace un par de semanas lo que estaban fraguando las mentes del PSOE. Es más, habrían llamado loco insensato al que se hubiera atrevido a vaticinar un vuelco de este calibre.

El panorama político de España no se parece en nada al de hace apenas un mes. Y la realidad es que no se sabe bien qué pasará dentro de 30 días. Aquí puede pasar cualquier cosa. Y si no que se lo pregunten a Mariano Rajoy, que hace apenas cinco semanas, antes de las elecciones gallegas y vascas, era un moribundo político al que sus propios compañeros ya le habían escrito el responso.

La casta política está desenfrenada. Desbordada por la crisis económica y por el deterioro institucional. Quizá, debido a que por primera vez han tenido que gestionar sin presupuesto, sin malgastar, sin la alegría de la pólvora del Rey. Parecen atacados.

Lo normal es que un presidente de Gobierno genere confianza, expectativas e ilusión al acometer la renovación de su equipo. Pero esta vez todo es tan rocambolesco que parece que tanto Zapatero como el PSOE han decidido jugárselo todo a una carta. O todo o nada. De otra forma no se entiende esta llamada a rebato.

Extraña que después de que Chaves transmitiera su cansancio, sus ganas de dejar la política tan activa, de dedicarse a ver cine, a sus nietos y a dar clases, afronte un reto de tanto calado y exigencia. Y que además, descabece el Gobierno en Andalucía y lo deje en manos del consejero José Antonio Griñán, otro que veía también muy cerca su retiro, sus horas de lectura y sosiego familiar. Será la irrefrenable atracción de la erótica del poder.

Todavía no acierto a comprender las verdaderas intenciones de este movimiento, ni he escuchado nada sensato que despeje las dudas. Ha sido tan sorprendente que incluso ha cogido con el paso cambiado a Javier Arenas, que había construido toda una estrategia de acoso y derribo de Chaves que ahora es inútil. Chaves ha caído sin necesidad de empujarlo. ¿Se llevará por delante también al propio Arenas?

Una de las primeras impresiones -y no sólo en la Junta, sino en el Gobierno central- es que debajo de todos estos pesos pesados que hoy se han propuesto sacar a España de la crisis no hay nada, o casi nada.

Resulta ingenua y casi cándida la idea de que Elena Salgado vaya a dirigir el rumbo de esta nave para salir de la crisis; es una provocación que la nueva ministra de Cultura sea una de las personas más enfrentadas con la comunidad de internet, que se cuenta por decenas de miles. Parece estrambótico que el presidente asuma directamente la responsabilidad del Consejo Superior de Deportes sólo porque se comprometió ante el equipo español de Copa Davis a crear un Ministerio de Deportes.

¿Qué significa eso de que Zapatero quiere un Gobierno con mayor peso político? Creo que la respuesta es que quiere ministros capaces de entretenernos, convencernos, engatusarnos, distraernos y hacernos ver que lo negro es blanco.

Alguien puede pensar que Manuel Chaves se marcha a Madrid con Gaspar Zarrías -aún no está confirmado, pero todo apunta a que realizarán el viaje juntos- y Enrique Cervera olvidándose de sus responsabilidades orgánicas en Andalucía. Y más aún cuando en Madrid todos están convencidos -es el complejo capitalino y centralista de siempre- que los andaluces sabemos y queremos que la próxima presidenta de la Junta de Andalucía sea Mar Moreno. ¿Quién? Mar Moreno, secretaria de Organización del PSOE y protegida de Zapatero.

¿Vencedores o vencidos? Esa es la pregunta que nos hacemos todos cuando ocurren estas cosas. Es la pequeña diferencia entre el ascenso y la clásica patada hacia arriba. Qué quieren que les diga... Ni veo a Pepiño Blanco pensando en el desdoblamiento de la N-340 entre Vejer y Algeciras -mientras Leire Pajín hace y deshace en Madrid- ni a Gaspar Zarrías reunido con los independentistas aragoneses mientras Luis Pizarro conspira en el Palacio de San Telmo.

Aquí, tanto peso pesado, tanto núcleo duro, tanto Rasputín, tanto desencantado, tanto venido a menos sólo puede generar un culebrón de impredecibles consecuencias.

El PSOE sabe que se la juega en los próximos meses, en las próximas elecciones europeas y en los próximos vaivenes de la crisis. Y se ha puesto manos a la obra. Lo que ocurre es que Zapatero, como los malos entrenadores, apenas se ha preocupado de fortalecer su club desde la cantera y ahora, cuando más lo necesita, tiene pocas estrellas en las que apoyarse. Vaya, que tiene el partido hecho un solar.

Quizá su mayor error es que tiene demasiados amigos que le esperan sentados en la puerta de su casa. Quizá porque esperan verlo pasar. Que le estropearan su emotivo encuentro con Obama y que su gente se la jugara cuando él estaba a miles de kilómetros debe hacerle, cuando menos, pensar.