Elena Salgado y José Blanco durante la reunión que mantuvieron ayer en el Ministerio de Economía. / JAIME GARCÍA
ESPAÑA

Salgado y Blanco escenifican el «cambio de ritmo» de Zapatero

El nuevo Ejecutivo se pone en marcha para romper la imagen de abatimiento que forzó el relevo de ministros

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, y el ministro de Fomento, José Blanco, celebraron ayer la primera reunión de trabajo del nuevo Gobierno. Fue «una primera toma de contacto», un encuentro en el que no se tomaron decisiones concretas, pero que sirvió a la titular de Economía para empezar a cumplir con una de las misiones que le encomendó José Luis Rodríguez Zapatero: la escenificación de un dinamismo y un empuje que nunca supo demostrar Pedro Solbes. A lo largo de los próximos días, se citará con los responsables de las principales carteras para lanzar el mensaje de que en esta nueva etapa no hay tregua y de que, al frente de un departamento clave para esta legislatura, está una mujer activa.

Cuando la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, afirmó el miércoles que no habría cambios en la línea económica del Ejecutivo sino en su ritmo lo decía por un doble motivo. Rodríguez Zapatero era tan consciente de la imagen de solvencia que Solbes ofrecía entre el empresariado, el mundo financiero y los foros internacionales que, a finales de 2007, se empleó a fondo para convencerle de que reforzara su candidatura para las elecciones de 2008 y lo acompañara de nuevo al frente del Ministerio de Economía. Nadie discutía en el PSOE la capacidad del ya ex ministro, pero si algo reprochaba el núcleo duro de La Moncloa era su tono apagado. «Así no se puede generar confianza», era la queja más frecuente.

Salgado pretende dar la vuelta a la situación. Mañana, las diez, se reunirá con la ministra de Defensa, Carme Chacón, y a las cinco de la tarde lo hará con el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Fuentes de Economía señalan que es probable que antes del lunes también celebre encuentros con el titular de Trabajo, Celestino Corbacho, y con la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia. Ambos ocupan cargos esenciales para las tareas que la vicepresidenta segunda definió como prioritarias en su toma de posesión: la creación de empleo (los cuatro millones de parados están a la vuelta de la esquina) y el impulso a un nuevo modelo de crecimiento asentado en la I+D+I, investigación, desarrollo e innovación, y no en la construcción.

No cabe esperar resultados inmediatos ni anuncios tras estas primeras entrevistas. Al menos, si siguen el mismo esquema de la mantenida con Blanco. El ministro de Fomento aprovechó la ocasión para proponer que se dé un impulso a la licitación de la obra pública. Está convencido de que, como responsable del ministerio más inversor -19.000 millones de euros-, tiene en sus manos un instrumento potente para acelerar la recuperación económica y también para fortalecer la cohesión territorial.

Gasto público

El número dos del PSOE siempre fue partidario de ser laxo con el cumplimiento de las normas de estabilidad presupuestaria de la Unión Europea para aumentar el gasto público en estos tiempos de crisis. Lo contrario que Solbes. Fuentes de su departamento señalan que su intención, de momento, es acelerar la adjudicación de contratos de infraestructuras, pero no descartan que luche por aumentar las partidas presupuestarias destinadas a este fin en un futuro próximo. A su juicio, el esfuerzo inversor que contienen los Presupuestos Generales aprobados en el Congreso para este año es, pese a su notable volumen, insuficiente.

La respuesta de Salgado está por ver. De momento, existe mucha mayor sintonía personal entre ella y Blanco de la que nunca hubo entre Solbes y Magdalena Álvarez. Fuentes gubernamentales aseguran que uno y otra se respetaban aunque no hablaban el mismo lenguaje. Sin embargo, es una incógnita lo que la vicepresidenta piensa sobre las fórmulas para remontar la crisis. Su antecesor se cansó de advertir, cada cierto tiempo, de que no había ya más margen de gasto. Su marcha y el abandono voluntario de su secretario de Estado, David Vegara, deja aparentemente esta tarea en manos de un agente externo, el presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Zapatero consulta con él a menudo, pero su opinión tiene un peso relativo en la toma de decisiones.

La próxima semana, Salgado dará las primeras pistas acerca de su visión económica. Se reúne con los agentes sociales, sindicatos y empresario para intentar acercar posiciones y acordar una estrategia común. También tendrá que dar respuesta a una de las primeras peticiones que llegará a su mesa, el aval por 5.000 millones de euros que solicita la Federación de Municipios y Provincias para que los ayuntamientos puedan hacer frente a sus deudas. El organismo local hará llegar la solicitud al vicepresidente tercero y ministro de Cooperación Territorial, Manuel Chaves, pero la llave de la caja la tiene la vicepresidenta segunda.