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ESPAÑA

La remodelación no amplía el apoyo parlamentario del Gobierno

Los nacionalistas recelan de Chaves y la izquierda desconfía de la política de Salgado

R. GORRIARÁN
| COLPISA. MADRIDActualizado:

La estabilidad parlamentaria del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero era precaria antes de la remodelación ministerial y sigue igual después. Los nacionalistas, potenciales socios de los socialistas, no ven razones para acabar con su distanciamiento, y los grupos de izquierda tampoco han apreciado un giro progresista que justifique una colaboración más estrecha. Los apuros para el Ejecutivo y el PSOE seguirán en cada sesión del Congreso.

El nuevo Ejecutivo tendrá mayor preso político, pero eso no implica que gozará de nuevas complicidades para gobernar con más comodidad. CiU y PNV están convencidos de que el desarrollo autonómico va a sufrir un parón con la llegada de Manuel Chaves. Los nacionalistas vascos no olvidan que el ex presidente de la Junta de Andalucía fue, junto a Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Bono, uno de los tres 'tenores' que en 2001 alentaron y se implicaron en el frente constitucionalista de Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo para desbancar a Juan José Ibarretxe.

Artur Mas cree que la llegada de Chaves al Ejecutivo «no es buena para Cataluña» porque el vicepresidente tercero es el paradigma de la estrategia del «café para todos» que iguala a las autonomías históricas con las demás. CiU y PNV mantendrán su distanciamiento, con acercamientos ocasionales en el caso de los primeros, y con la beligerancia total en el de los segundos.

Desde la izquierda, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya hacen un diagnóstico muy similar al de CiU respecto a Chaves, pero además desconfían, al igual que Izquierda Unida, del rumbo que impondrá la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, a la lucha contra la crisis. Temen que, pese a los compromisos públicos de Rodríguez Zapatero, haya un sacrificio de las políticas sociales en aras de un saneamiento del sector financiero e implante una política de ajuste más ortodoxa que su predecesor, Pedro Solbes.

Con este panorama, el grupo socialista seguirá con la espada de Damocles de las derrotas parlamentarias sobre su cabeza. Una situación que ya ha motivado una ralentización de la producción legislativa del Gobierno, temeroso de no poder sacar adelante algunas normas por falta de apoyo parlamentario. Este escenario no parece que vaya a cambiar, al menos a corto plazo, porque la reestructuración del Ejecutivo no va a romper la soledad del grupo socialista.