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Salgado inicia su mandato al frente de Economía con un llamamiento al diálogo social
La nueva vicepresidenta convoca a empresarios y sindicatos a una reunión la próxima semana y les pide que actúen como aliados ante la crisis
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarElena Salgado demostró ayer que no le gusta perder el tiempo, ni siquiera en actos protocolarios puros como el traspaso de una cartera ministerial. La flamante vicepresidenta segunda inició su etapa como timonel de la economía con un claro llamamiento al diálogo social y una invitación a arrimar el hombro a los partidos políticos e instituciones. Así lo requiere el «momento especialmente difícil» que atraviesa el país, explicó la mujer sobre la que pivotan todos los planes de José Luis Rodríguez Zapatero para luchar contra la crisis. Por la tarde, se reunió con su nuevo equipo para perfilar futuras estrategias.
La número tres del Gobierno anunció que la semana próxima, sin especificar el día, se reunirá con los agentes sociales para tomarle el pulso a la recesión más dura que ha sufrido la España democrática. En ese encuentro se sentará a la mesa con empresarios y representantes sindicales para analizar su opinión sobre cómo afrontar los retos inmediatos; fortalecer el sistema financiero y despejar las dudas sobre su solvencia; frenar la sangría en el empleo, que avanza sin remisión hacia los cuatro millones de parados, e impulsar el cambio de modelo económico para dejar atrás la supremacía del ladrillo y sentar las bases del crecimiento futuro.
«Necesitamos algo más que dialogar, necesitamos a las fuerzas sociales y políticas, a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos», recalcó Salgado en su discurso de toma de posesión.
En la abarrotada sala le escuchaban, además de ocho ministros y numerosos altos cargos de la Administración, representantes de los colectivos a los que iban dirigidos esos mensajes: el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín; grandes empresarios, entre ellos los presidentes de las constructoras ACS y OHL, Florentino Pérez y Juan Miguel Villar Mir, y representantes de sindicatos.
Ante tan selecto auditorio, la nueva 'dama de hierro' del Ejecutivo pintó un panorama económico mundial negro, cuyo efecto más grave en España es la aguda destrucción de empleo. Pero en vez de lanzar dardos a sus invitados, decidió mover ficha y tenderles la mano. «Tengo intención de reunirme con ellos la próxima semana», dijo, antes de pedirles que aparquen sus diferencias y actúen como «aliados» para sacar al país del túnel de la recesión. A cambio de ese apoyo, ofreció su «máxima dedicación para fortalecer el diálogo social», que no pasa por su mejor momento.
Mensaje a la banca
El presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, recogió el guante y avanzó horas después, en la toma de posesión del titular de Fomento, José Blanco, que acudirá a la reunión y que presentará a Salgado las mismas propuestas que los empresarios ya plantearon a su antecesor, Pedro Solbes. Entre ellas, abaratar el despido, reducciones en las cotizaciones a la Seguridad Social de las empresas y nuevas rebajas fiscales.
La vicepresidenta segunda aprovechó la ocasión para dejar clara su confianza en el sistema financiero español, que «ha sabido resistir mejor» que otros el deterioro global a pesar de accidentes como la falta de liquidez que forzó al Gobierno a intervenir Caja Castilla-La Mancha. Eso sí, pidió a las entidades que exhiban ahora «esa misma fortaleza» para revitalizar el crédito e inyectar de ese modo sangre nueva al conjunto de la economía. El sistema, dijo, debe «contribuir a ayudar a superar las dificultades de las familias y empresas».
Avanzar de la mano
Salgado también expresó su «confianza» en los trabajadores. A aquellos que en los últimos meses han perdido sus empleos y han pasado a engrosar las listas del paro les prometió que «van a merecer mi mayor y más inmediata dedicación». También avisó de que España no podrá salir sola de la crisis. Necesitará avanzar de la mano de sus socios europeos, de Estados Unidos y de las principales economías del mundo ahora agrupadas bajo el paraguas del G-20. Eso, matizó, no significa aguardar a que las cosas echen a rodar por sí mismas. «Si nos limitamos a esperar la recuperación, ésta no llegará, tenemos que salir a buscarla», recalcó.
Por la tarde, la cúpula política de su Ministerio se reunió para conformar el nuevo equipo y diseñar estrategias futuras. Sobre esa reunión planeaba la incógnita de la continuidad de los secretarios de Estado de Economía y de Hacienda, David Vegara y Carlos Ocaña. Salgado evitó ayer anunciar públicamente una decisión sobre el futuro de ambos. Sí trascendió que hoy y el sábado mantendrá sendos encuentros con los responsables de Fomento, José Blanco, e Industria, Miguel Sebastián, los otros dos ministerios de naturaleza económica.
Decía el poeta Pablo Neruda que el triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error. Está por ver el trato que la historia reservará a Pedro Solbes, que ayer dijo adiós a la vicepresidencia del Gobierno tras 41 años de servicio en la administración en los que desempeñó numerosas tareas y ejerció como responsable de Economía en las dos crisis más severas que ha conocido el país, la de 1993 y la actual.
Los opositores que le denostaron en su primera etapa de ministro, entre ellos su sucesor Rodrigo Rato, terminaron por reconocer sus aciertos y valía. Habrá que esperar para ver si quienes ahora le culpan del paro y de la crisis acaban echándole de menos. Él, por si acaso, pidió perdón por sus errores.
En su despedida, admitió tener «sentimientos encontrados». Por un lado, le asaltaba la «satisfacción por el deber cumplido» al frente de Economía y Hacienda, pero por otro tenía sensación de «pesar» por «los errores que sin duda he cometido y los que no he sido capaz de evitar». Se marchó «razonablemente satisfecho» porque «he intentado hacer lo que me parecía más correcto en cada momento» con la mente puesta en los problemas inmediatos, pero también en las «generaciones futuras».
El ex ministro, que en agosto cumplirá 67 años y había ironizado en varias ocasiones con sus ganas de abandonar el Gobierno, recibió un largo aplauso de los asistentes al acto de traspaso de poderes. En su breve intervención, se deshizo en elogios hacia su sucesora. Elena Salgado cuenta con «excelentes cualidades» y «va a ser una excelente vicepresidenta» que sabrá cómo conducir al país hacia «un futuro prometedor».
La vicepresidenta segunda le replicó con un agradecimiento sincero en nombre de «muchos españoles» por sus años de «trabajo, desvelos, cercanía, buena fe y honestidad». A lo largo de toda su carrera, recalcó, Solbes ha enseñado que «política es sinónimo de servicio a los demás y que en política se está para hacer y no para ser». El Gobierno y ella en especial seguirán contando con él en el futuro.
Solbes no quiso irse sin lanzar un mensaje de optimismo, pero su verdadero pensamiento es una incógnita. Ayer, después de decir adiós, animó así a los periodistas que le rodeaban: «Ustedes sigan divirtiéndose, porque aquí hay tela para rato».