Dos supervivientes se abrazan al salir ilesos del terremoto y comprobar la magnitud de la tragedia que ayer sacudió a Italia./ REUTERS
MUNDO

Un terremoto arrasa el corazón de Italia

La región de El Abruzzo queda devastada por un seísmo que causa 150 muertos y deja sin hogar a 70.000 personas

| ENVIADO ESPECIAL L'AQUILA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Italia vuelve a vivir un terremoto, una tragedia que le persigue a lo largo de su historia y que encuentra siempre un país que se vuelca con generosidad, que se crece ante la adversidad, pero poco preparado, plagado de urbes milenarias y medievales, de respuesta desordenada y que olvida demasiado rápido. Después, las víctimas se suelen perder en la desidia oficial. El terremoto de Messina de 1908 dejó 130.000 muertos, pero un siglo después todavía hay gente que vive en las casetas provisionales en donde les metieron. Los terremotati son una categoría más de víctimas del sistema. Ayer se unieron a ellos decenas de miles más. A última hora se contaban más de 150 muertos y 1.500 heridos. Italia está de luto y dará estos días lo mejor de sí misma.

El seísmo sorprendió en el sueño, a las 3.32 horas, y se sintió claramente en Roma, a cien kilómetros, donde las Termas de Caracalla sufrieron daños, e incluso en Nápoles. La magnitud fue de 5,8 en la escala Richter, un temblor pegado a la superficie y muy concentrado que devastó la región del Abruzzo. Es una de las zonas con más riesgo sísmico del país, como demuestra su historial, pero sigue sin asumirlo. Su capital, L'Aquila, 70.000 habitantes, centro de servicios de una gran zona, con Parlamento regional, juzgados, universidad y hospital, ha quedado inservible, al menos, en un 50%.

El casco urbano es medieval, con edificios modernos incrustados, rodeado por la muralla construida por los españoles en el siglo XVI. Todo ha caído como una miniatura. Igual ocurre en los municipios, muy antiguos. Sulmona, por ejemplo, era el pueblo de Ovidio. Además de la gigantesca tragedia humana, es todo un patrimonio cultural el que queda herido de muerte. Pero por lo visto hasta ahora, muchos de los edificios derruidos son modernos y es especialmente escandaloso el caso del hospital regional, inutilizado en un 90%. Quedaron fuera de uso ocho de los nueve quirófanos y al final fue evacuado. Ayer ya crecía la polémica por el incumplimiento general de las normas de construcción antisísmicas. Es sólo la primera discusión en caliente.

Víctimas

Al anochecer se buscaba entre los escombros y probablemente el número de muertos crecerá. Ahora la emergencia es dar un techo a más de 70.000 personas, según los cálculos oficiales, a casi toda la población de L'Aquila y numerosas localidades de los alrededores. Son 26 los municipios afectados y se calcula en 15.000 las casas afectadas. Algunos pueblos han sido borrados del mapa y las imágenes aéreas mostraban un paisaje de destrucción. En las afueras de L'Aquila, en el distrito de Onna y el de Paganica, apenas quedaron casas en pie. En Onna se acumulan 20 muertos del balance global y ayer se hablaba de 40 desaparecidos. En otro edificio del centro de la capital se buscaba a una treintena de personas. Otros pequeños pueblos, como Castelnuovo, quedaron en gran parte reducidos a escombros. No obstante, también hubo motivos de esperanza. Muchas personas fueron encontradas gracias a los móviles.

En la Casa del Estudiante de L'Aquila rescataron a seis jóvenes vivos a media tarde y a las 20.00 horas, ya de noche, sacaron a otro de 22 años en otro inmueble. Durante la jornada se sucedieron escenas y momentos de humanidad desbordante. La llamada de Sanidad para donar sangre se vio saturada en pocas horas y eran cientos las llamadas de oyentes a la de radio que ofrecían sus casas a las víctimas. Ha sido célebre la acción de varios jugadores de rugby del equipo local que rescataron a unas ancianas atrapadas en su casa, con bombona de aire y todo, antes de que el techo se viniera abajo. La primera urgencia ayer era excavar. La segunda, dónde pasar la noche. Los campamentos instalados ayer en L'Aquila parecían del todo insuficientes para acoger la marea humana. En estas montañas nevadas, que llegan a los 3.000 metros, las temperaturas bajan de cero. Además al atardecer empezó a llover.

Realojos

Muchos vecinos dejaban la ciudad para alojarse en casas de familiares y los alcaldes de los pueblos llamaban a las emisoras de radio para lamentar la desinformación y el abandono. El propio primer ministro, Silvio Berlusconi, dio la cifra de sólo 20.000 camas disponibles en 4.000 hoteles de la costa adriática y en 2.000 tiendas, aunque a última hora de ayer éstas brillaban por su ausencia. La presidenta de la provincia de L'Aquila, Stefania Pezzopane, no dudó en admitir que no estaban preparados para un impacto de esta magnitud y acusó a Protección Civil de haber desoído sus avisos: «Era una tragedia anunciada, la alarma de los últimos días ha sido infravalorada».

Avisos

Ésta es otra de las polémicas que crecían ayer. Todo el mundo en L'Aquila cuenta que sentían sacudidas a diario desde hacía meses. La inquietud iba en aumento pero las autoridades de Roma siempre afirmaron que estaba todo bajo control. El miércoles mismo hubo una reunión en la ciudad para tranquilizar a los ciudadanos. Es más, ahora es famoso el caso del sismólogo Giampaolo Giuliani, que había anunciado un inminente terremoto, con tanto énfasis que el jefe de Protección Civil, Guido Bertolasso, llegó a denunciarle por sembrar la alarma el pasado 31 de marzo. Ayer Giuliani pedía una disculpa, mientras Bertolasso insistía en que el sismo «no era previsible».

Berlusconi quiso aparcar la polémica hasta que se resuelva la emergencia. «Después se podrá discutir», concluyó. Con todo, el director del Instituto Nacional de Geofísica, Enzo Boschi, subrayó que, si bien el terremoto es imprevisible, «bastaría una adecuada prevención para que los edificios no se derrumbaran». Según el Ministerio de Infraestructuras, en una semana los técnicos estarán en condiciones de decir qué casas pueden volver a ser habitadas.