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El presidente del Gobierno, Manuel Chaves y José Blanco, en un momento del comité federal del PSOE celebrado el pasado mes de marzo. / EFE
ESPAÑA

Zapatero protege con un velo de secreto la remodelación del Gobierno

El presidente regresa a España para cerrar una crisis que refundirá algunos ministerios y modificará el organigrama del Ejecutivo

R. GORRIARÁN / P. DE LAS HERAS
| COLPISA. MADRID / ESTAMBULActualizado:

Apagón informativo. José Luis Rodríguez Zapatero desplegó ayer un tupido velo sobre sus planes de remodelación del Gobierno. Nadie, ni en el Ejecutivo ni en el PSOE, abrió la boca. El presidente y los ministros de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y de Igualdad, Bibiana Aído, que participaron en el II Foro de la Alianza de Civilizaciones en Estambul, permanecieron recluidos todo el día y evitaron hablar de la crisis en un intento de contener la onda expansiva de una noticia que estropeó al jefe del Ejecutivo su día grande con Barack Obama.

Rodríguez Zapatero acogió la noticia con estupor y profunda irritación. Al jefe del Ejecutivo no le hizo ninguna gracia que a 4.000 kilómetros de distancia reventara una remodelación en la que trabajaba con sigilo desde hacía varios días. El que desde sus propias filas se hiciera público un cambio que todo presidente del Gobierno gusta conservar en secreto descabaló su agenda. Lo urgente era regresar a España cuanto antes, pero los compromisos con el primer ministro turco lo complicaron. Ya el domingo había hecho a Recep Tayyip Erdogan el feo de retrasar dos horas su cita para poder reunirse con Obama en Praga, con lo que la primera Reunión de Alto Nivel hispano-turca quedó deslucida. Salir a toda prisa tras la intervención en el foro, a primera hora de la mañana, habría supuesto un desaire hacia una iniciativa de la que él y Erdogan son copatrocinadores. Y no estar presente en la recepción que las autoridades turcas ofrecieron por la noche a los gobernantes asistentes, el único acto al que se sumó el presidente de Estados Unidos, no era posible.

Aunque el primer ministro turco tenía mucho interés en que se quedara hasta el mediodía del martes para participar en un acto universitario en el que ambos iban a ser investidos doctores honoris causa, sólo quedaba una salida: regresar a España tras la cena. Así se hizo para cerrar hoy desde La Moncloa los últimos flecos de la crisis y comunicar al Rey unos cambios ya aireados por los medios de comunicación.

Rodríguez Zapatero dio muestras de no estar muy centrado en Estambul en la Alianza de Civilizaciones. En lugar de leer el discurso preparado para la inauguración del foro, se lanzó a improvisar y acabó construyendo con lentitud frases de gramática imposible. Unas horas después, se perdió la foto de familia, según sus colaboradores por puro despiste, porque estaba con algunos de los participantes en el foro. Pero al rato llegó al hotel para posar en la, ahora sí, foto al completo.

Ninguno de los miembros de su gabinete, a excepción de los portavoces oficiales, apareció para explicar nada. Suele ser habitual en estas reuniones internacionales que algún miembro de la delegación haga un resumen informal de la aportación española a los debates, pero esta vez no. Ni Moratinos ni Aído se dejaron ver.

Sin el sobresalto de la crisis anticipada, todo habría sido distinto porque la idea gubernamental era exprimir al máximo la participación de Rodríguez Zapatero esta semana en el G-20 de Londres, la cumbre de la OTAN, la reunión informal UE-Estados Unidos, así como su entrevista con Obama, como un logro de su política exterior y una muestra de que, él sí, ha conseguido sacar a España del rincón de la historia. Si Estambul fue el reino de la opacidad, Madrid no lo fue menos. La socialista Leire Pajín suspendió por problemas «de agenda» la habitual comparecencia tras la reunión de la comisión permanente de la dirección del PSOE. Una excusa, reconocieron fuentes socialistas, para evitar hablar de la crisis gubernamental.

Ningún ministro salió a la palestra. La titular de Educación, Mercedes Cabrera, la única que no pudo escurrir el bulto, se limitó a decir desde Valladolid que son «los presidentes del Gobierno los que hacen las crisis» y, como tales, «no son opinables». El baile de nombres de la víspera se frenó en seco y nadie autorizado confirmó o desmintió. Todos los interlocutores remitieron a la vuelta de Rodríguez Zapatero y a los cambios que anuncie él mismo.

La crisis traerá cambios en la estructura gubernamental, según fuentes socialistas, ya que habrá fusiones de carteras y novedades en el organigrama del Ejecutivo. Entre las unificaciones, mencionan las de Educación y Cultura, Vivienda y Fomento, y la desaparición de la cartera de Administraciones Públicas que sería absorbida por la vicepresidencia autonómica de Manuel Chaves.

José Luis Rodríguez Zapatero ha destituido en sus cinco años de mandato a doce ministros, ha cambiado de área a tres y ha creado tres departamentos de nueva creación: Vivienda, Ciencia e Innovación e Igualdad.

La primera crisis de gobierno se produjo el 7 de abril de 2006 por el empeño, según la versión oficial, de José Bono en dejar Defensa y la vida política para dedicarse a su familia. La salida del actual presidente del Congreso, que tuvo mucho que ver con sus divergencias sobre política autonómica y antiterrorista, fue aprovechada por Rodríguez Zapatero para reorganizar el Ejecutivo con la idea de gestionar mejor la tregua de ETA. Alfredo Pérez Rubalcaba llegó a Interior, de donde salió José Antonio Alonso rumbo a Defensa, y de paso cambió a la ministra de Educación, María José Sansegundo.

La segunda crisis, registrada el 6 de julio de 2007, cumplió la cuádruple misión de cambiar a los tres ministros peor valorados -María Antonia Trujillo (Vivienda), Jordi Sevilla (Administraciones Públicas) y Carmen Calvo (Cultura)-, superar el desgaste de unos resultados regulares en las municipales, hacer frente al fin de alto el fuego de ETA y revitalizar el Ejecutivo ante las elecciones generales de 2008. Llegaron al Gobierno Carme Chacón, Bernat Soria y César Antonio Molina.

La tercera remodelación se produjo tras los comicios. Alonso dejó Defensa, Jesús Caldera abandonó Trabajo, Joan Clos salió de Industria y Cristina Narbona de Medio Ambiente.

Además, Rodríguez Zapatero ha despedido a tres ministros de manera aislada. Las necesidades del PSOE llevaron a dimitir en septiembre de 2006 al entonces ministro de Industria José Montilla, para optar con éxito dos meses después a la presidencia de la Generalitat catalana.

El 12 de febrero de 2007 fue el turno del ministro de Justicia, Juan Antonio López Aguilar, elegido candidato socialista a la Presidencia de Gobierno canario.

El pasado 23 de febrero, Mariano Fernández Bermejo presentó su dimisión acorralado por la cacería que compartió con el juez Baltasar Garzón, así como las protestas de la carrera judicial.