MISTERIO. El grupo escultórico, este año más acompañado por sus hermanos. / N.R.
CÁDIZ

La Cena trae a Jesús Sacramentado hasta las puertas de Santa María

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Emoción, lágrimas y nervios resumen el sentir de los hermanos de la Sagrada Cena en los instantes previos a su salida procesional. Una vez colocados todos los hermanos en sus respectivos bancos, el director espiritual de la cofradía, Pascual Saturnino pasó a leer el manifiesto de la hermandad en contra del proyecto de la Ley del Aborto. «Nuestra Hermandad defienden la vida y así lo queremos ratificar con su defensa desde la concepción hasta la muerte, motivada por los ataques con proyectos de ley de inaceptable contenido», ha manifestado Pascual Saturio. El Yo confieso y las Peticiones dedicadas a «la defensa de la vida» dieron paso a la formación de las filas bajo la atenta mirada de María Santísima de Todos los Santos. La imagen se encontraba colocada para la ocasión en el antiguo retablo del Señor de la Cena y vestida con el terno de reina que estrenó en su bendición, el pasado mes de octubre. Cerca de Ella se encontraba el paso de misterio de la Cena, exornado con rosas rojas y que este año estrenaba los baguetones y la policromía de los querubines del respiradero.

Mientras los hermanos abandonaban el templo para avanzar por el Compás de Santo Domingo hacia la calle Sopranis, los cargadores ultimaban los movimientos previos a la maniobra de salida, después de que el concejal Evelio Igunza ordenara la primera levantá. Una maniobra que se antojó complicada debido a la estrechez de la puerta y que dejó al Señor de la Sagrada Cena ante su barrio cuando pasaban las cinco y media de la tarde. Tras la Marcha Nacional, el Señor fue obsequiado por dos saetas cantadas por dos participantes del concurso de Saetas 2009, organizado por la hermandad la pasada Cuaresma.

Bajo los sones de Costalero del Cielo (interpretada por la agrupación musical de la hermandad, Sagrada Cena) el Señor de la Cena se adentró por uno de los puntos claves de su recorrido, la calle Sopranis llena de público del barrio de Santa María, deseoso de disfrutar de la primera hermandad de su barrio. Balcones y cierros abiertos y engalanados lucían preparados para el paso de Jesús Sacramentado que llegó a la plaza de San Juan de Dios donde ya la esperaba la cruz de guía de la hermandad de la Borriquita.El paso de la hermandad sacramental, bajo las órdenes de Juan Antonio Gomila, afrontó la cuesta de Catedral con Salud de Montesión para hacer Estación de Penitencia en la Catedral a las siete de la tarde, un cuarto de hora más tarde de lo previsto. Una vez dentro la junta de gobierno volvió a leer el manifiesto por la vida que se leyó en la salida.

Con un paso muy gaditano, las andas de la Sagrada Cena se internaron en la Carrera Oficial discurriendo por el Palillero con un bello caminar bajo los sones de Yo soy el pan de la vida. Al cierre de esta edición el Señor de la Cena tomaba la calle San José para llegar a la calle Rosario, punto de paso novedoso para la cofradía sacramental.